**EL NINI PAGABA $200K A CHÁVEZ JR. POR CADA NARCO: “LOS AGARRABA COMO COSTAL DE BOXEO HASTA MORIR”**
En un giro escalofriante que sacude los cimientos del deporte mexicano, Julio César Chávez Jr., hijo de la leyenda del boxeo, ha sido expuesto como un torturador al servicio del cartel de Sinaloa. La Procuraduría General de la República ha presentado pruebas devastadoras que revelan cómo el famoso boxeador, en lugar de ser un héroe deportivo, se convirtió en un monstruo que infligía dolor extremo a sus víctimas.
Las investigaciones, que incluyen grabaciones de conversaciones entre 2021 y 2022, muestran que Chávez Jr. recibía hasta $200,000 por cada trabajo brutal, utilizando su experiencia en el ring para torturar a quienes traicionaban al cartel. Se le conocía como el “ajustador de cuentas oficial”, un título que resuena con horror. En un testimonio impactante, se revela que colgaba a sus víctimas como sacos de boxeo, infligiendo castigos que a menudo terminaban en muerte.
La captura de Néstor “El Niní” Pérez, uno de los líderes del cartel, ha desencadenado un efecto dominó que amenaza con desmantelar toda la estructura criminal. Las autoridades han comenzado a emitir órdenes de aprehensión contra más de 50 cómplices, incluyendo a Chávez Jr., quien fue arrestado en julio de 2024 en California, mientras intentaba llevar una vida normal.
Los detalles de su doble vida son perturbadores: mientras se presentaba como un boxeador retirado, en las sombras respondía a las órdenes de tortura. Las grabaciones revelan su fría metodología, donde cada sesión de tortura se convertía en un macabro espectáculo, observado por otros miembros del cartel.
La revelación de esta verdad desgarradora no solo mancha el legado de un ícono del deporte, sino que también pone de relieve la insidiosa penetración del crimen organizado en la sociedad mexicana. La pregunta que queda es: ¿cuántos más como Chávez Jr. están ocultos entre nosotros, utilizando sus talentos para propósitos oscuros? La justicia está en marcha, pero el camino hacia la verdad será largo y doloroso. La sombra del cartel de Sinaloa se cierne aún sobre el boxeo y la sociedad, dejando cicatrices que tardarán en sanar.