Rusia podría estar a punto de desatar una nueva crisis geopolítica en América Latina. En las últimas horas, se han intensificado las especulaciones sobre el posible despliegue de misiles hipersónicos Oreshnik en Venezuela, lo que podría marcar un cambio drástico en la dinámica de poder en la región. Esta noticia surge tras la confirmación de Vladimir Putin de que estos misiles, con un alcance de hasta 5,500 km y velocidades de Mach 11, han entrado en producción en serie.
La situación se complica aún más tras el anuncio de Donald Trump, quien ha confirmado el despliegue de dos submarinos nucleares en áreas estratégicas, en respuesta a las provocaciones rusas. Trump no escatimó en advertencias, señalando que los submarinos “están donde tienen que estar”, lo que eleva la tensión entre ambas potencias a niveles alarmantes.
Dimitri Pescov, portavoz del Kremlin, ha respondido a estas amenazas, advirtiendo que en una guerra nuclear no hay vencedores, lo que subraya la gravedad de la situación. En este contexto, China también ha hecho su movimiento, reafirmando su compromiso de seguir comprando petróleo a Rusia e Irán, desafiando así las presiones de Estados Unidos.
Analistas militares indican que el posible despliegue de los misiles Oreshnik en Venezuela no solo reforzaría la presencia militar rusa en América Latina, sino que también podría servir como un contrapeso a la influencia occidental en la región. Este desarrollo, si se confirma, podría desatar una nueva ola de enfrentamientos diplomáticos y militares, con implicaciones globales.
El mundo observa con atención mientras se intensifican las tensiones entre estas potencias nucleares. La posibilidad de una escalada en el conflicto es real y las repercusiones podrían ser devastadoras. La comunidad internacional debe actuar con rapidez para evitar que esta crisis se convierta en un conflicto abierto.