**El Triste Final del Expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León**
En un giro inesperado y sombrío, el expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León, figura central de la política mexicana entre 1994 y 2000, enfrenta un creciente cuestionamiento sobre su legado y las decisiones que marcaron una era de crisis en el país. A sus 73 años, Zedillo se encuentra en el ojo del huracán, con nuevos datos que revelan su papel en el controvertido rescate bancario conocido como Fobaproa, que dejó a generaciones de mexicanos cargando con deudas inmensas mientras las élites financieras prosperaban.
Bajo su mandato, México vivió una de las etapas más turbulentas de su historia moderna, caracterizada por la crisis del “efecto tequila”, donde el peso se desplomó y la economía nacional se tambaleó al borde del colapso. Las decisiones de Zedillo, en nombre de la estabilidad económica, han sido acusadas de favorecer a los más ricos a expensas de la población común, intensificando la desigualdad y el descontento social.
La reciente revalorización de su legado ha reabierto heridas profundas. La masacre de Acteal y las críticas sobre su gestión durante el levantamiento zapatista lo persiguen, convirtiéndolo en un blanco fácil para quienes buscan responsabilizarlo por los errores del pasado. La presión política y las críticas constantes han dejado marcas visibles en su salud emocional y mental, llevando a muchos a preguntarse: ¿cómo un solo hombre pudo transferir miles de millones en pérdidas privadas al pueblo mexicano sin enfrentar consecuencias?
Mientras Zedillo se aferra a su voz en el ámbito académico y político desde su exilio en Estados Unidos, su figura sigue dividiendo opiniones. Algunos lo ven como un defensor de la democracia, mientras otros lo acusan de ser un símbolo de la corrupción y el fracaso. La historia aún no ha dictado su veredicto, pero el eco de sus decisiones resuena con fuerza en la sociedad mexicana, recordándonos que el costo de la política puede ser devastador.