**Diosdado Cabello intensifica la tensión en la frontera con Colombia ante el despliegue militar de EE. UU.**
En una medida desesperada y sin precedentes, Diosdado Cabello, ministro del Interior de Venezuela, ha anunciado el incremento de 15,000 soldados en la frontera con Colombia, en el marco de la Operación Binacional de Soberanía, Paz y Seguridad Absoluta. Esta decisión se produce en un contexto de creciente nerviosismo debido al despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe, lo que intensifica aún más la crisis en la región.
Cabello ha afirmado que este refuerzo incluirá tropas, aviación, drones y medios fluviales, con el objetivo de proteger la frontera venezolana de cualquier intento de criminalidad. “Pedimos al gobierno colombiano que haga lo propio para asegurar la paz en la zona”, declaró. La tensión se agrava por la reciente designación del embajador colombiano en Venezuela, Carlos Martínez, como general, lo que indica un enfoque militarista en la diplomacia.
Mientras tanto, Nicolás Maduro ha señalado que el 87% de la droga que llega a EE. UU. proviene de Colombia, intentando desviar la atención de las acusaciones que lo vinculan con el narcotráfico y grupos guerrilleros como las FARC y el ELN. En un giro alarmante, documentos del Departamento de Justicia de EE. UU. revelan la conexión de Maduro con estos grupos y su uso de tácticas de secuestro y extorsión.
La situación se vuelve más crítica con el avance de buques de guerra estadounidenses hacia las costas venezolanas, lo que ha generado una respuesta contundente por parte del gobierno de Maduro. A medida que las tensiones escalan, el presidente Gustavo Petro de Colombia desestimó la existencia del cartel de los soles, provocando una reacción inmediata de congresistas estadounidenses que consideran esta postura como una grave falta de responsabilidad.
Con el trasfondo de un posible enfrentamiento militar y la creciente influencia de grupos terroristas como Hezbollah en la región, la situación en la frontera colombo-venezolana se convierte en un polvorín, donde cualquier chispa podría detonar un conflicto de proporciones impredecibles. La comunidad internacional observa con preocupación mientras las operaciones militares se intensifican y las acusaciones de narcotráfico se entrelazan con la diplomacia fallida.