**CONFENSANDO CINICAMENTE LOS DELITOS DEL GOBIERNO APARECEN FRANCIA MARQUEZ Y PETRISTA CARRILLO**
En un giro inesperado y alarmante, el gobierno de Gustavo Petro se enfrenta a una creciente ola de acusaciones de corrupción que sacuden los cimientos de su administración. Ayer, Petro, quien parece más un líder de un gobierno en crisis que un presidente, lanzó un llamado a un “diálogo nacional” a través de Twitter, mientras la oposición es señalada de recibir so𝐛𝐨𝐫𝐧os. Esta desconexión con la realidad es solo la punta del iceberg en un escándalo que no cesa.
Francia Márquez y Carlos Carrillo, en un intento por desviar la atención, han declarado que la corrupción se encuentra solo en el bando opositor, ignorando las evidencias que apuntan a su propio gobierno. La incapacidad de reconocer la podredumbre que rodea a su administración es asombrosa, y sus intentos de proyectar una imagen de unidad y lucha contra la corrupción parecen más un intento desesperado de aferrarse al poder.
Las palabras de Márquez, quien afirmó que llegaron para devolver la dignidad al pueblo, contrastan con la creciente lista de escándalos que involucran a miembros del gobierno. La presión aumenta, y la ciudadanía, cansada de la corrupción y el cinismo, exige respuestas. La promesa de un cambio real se desvanece mientras los rumores de un intento de extender su mandato más allá de 2026 circulan entre los analistas políticos.
El clamor popular es claro: los corruptos deben irse. La clase política que traicionó al pueblo no tiene cabida en este nuevo proyecto. La lucha por la dignidad y la justicia se intensifica, y el tiempo se agota para un gobierno que parece más preocupado por su supervivencia que por el bienestar de los colombianos. La crisis es monumental, y el futuro de la administración Petro pende de un hilo.