Su amistad con el diseñador italiano se remonta a los años ochenta, cuando se conocieron y ella llegó a ser su musa

La moda ha perdido a uno de sus grandes maestros de todos los tiempos. Giorgio Armani, el diseñador que transformó la elegancia contemporánea y redefinió el glamour internacional, falleció este jueves 4 de septiembre en Milán, a los 91 años. Su legado es inmenso, como también lo es el vacío que deja entre quienes lo conocieron de cerca. Isabel Preysler, una de sus musas más queridas y admiradas, ha querido rendirle homenaje con unas palabras que reflejan la cercanía y el cariño que los unió durante más de cuatro décadas.

“Qué gran tristeza la pérdida de Giorgio Armani. No ha llegado por unos días al 50 aniversario que quería celebrar. Nos conocíamos desde hacía muchos años, desde mediados de los 80. Tuvimos ocasión de compartir muchas cenas, fiestas y encuentros”, ha declarado la socialité a ¡HOLA! Ella recuerda al diseñador italiano como un hombre “tremendamente cariñoso y adorable”, que tenía un bonito detalle con ella: “Todos los años se acordaba de mi cumpleaños y me mandaba un regalito con una nota”, un bonito gesto que habla de su amistad, cultivada con mimo y elegancia. “La última vez que nos vimos -recuerda Isabel- fue en un desfile suyo en Milán. Las cenas en su casa eran simplemente maravillosas. Tan elegantes y exquisitas. Todo lo ponía tan espectacular y bonito. Le voy a echar mucho de menos”, asegura consternada ante la inesperada pérdida de uno de sus diseñadores de confianza, además de amigo.

La amistad entre Isabel Preysler y Giorgio Armani se remonta a finales de los años ochenta, cuando ella ya era un icono de estilo y el diseñador italiano comenzaba a conquistar Hollywood. De hecho, en 1993, Armani la eligió como imagen de su firma y portada de la revista ¡Hola!, en una decisión que sorprendió al mundo de la moda. “He elegido a Isabel porque no solo es una mujer bella, sino también una mujer moderna, con una gran personalidad y confianza, que se refleja en su modo de moverse y de vestir”, declaró entonces el italiano a nuestra revista.

Por aquel entonces, Isabel estaba casada con Miguel Boyer, con quien contrajo matrimonio en 1988. Su elegancia natural, su porte y su discreción encajaban a la perfección con el estilo sobrio y sofisticado que Armani defendía. Desde entonces, su vínculo fue más allá de lo profesional. “Isabel más que una clienta, es una gran amiga”, confesó el diseñador en alguna ocasión.

La relación se mantuvo viva durante décadas. Isabel viajó a Italia en varias ocasiones para visitar a Armani en su residencia, acompañada por su amiga Elena Benarroch. Compartieron cenas, confidencias y momentos de complicidad que no siempre trascendieron a los medios, pero que cimentaron su amistad.

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Uno de los momentos más recordados de esa relación tuvo lugar en 2001, cuando Isabel acudió a la inauguración de la muestra dedicada a Armani que organizó el Museo Guggenheim de Bilbao. Entonces, no quiso perderse la exposición de su amigo y uno de sus diseñadores favoritos, a quien siempre ha manifestado su admiración y del que ha lucido prendas de la firma en múltiples ocasiones.

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También fue especialmente significativa su presencia, junto a su hija Tamara Falcó, en la inauguración de la tienda de Armani en Barcelona en 2003. Allí, el diseñador volvió a elogiar públicamente a su musa española, reafirmando la admiración que sentía por ella: “Responde a mi concepto de glamour porque es muy elegante, se mueve de una manera muy especial y es una mujer muy moderna”, declaró entonces ante los medios, visiblemente orgulloso de contar con Isabel entre sus invitadas.

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Ese vínculo, cultivado durante décadas, se mantuvo vivo hasta el final. El año pasado, con motivo del 90 cumpleaños de Armani, celebrado el 11 de julio, Isabel no quiso dejar pasar la ocasión de felicitarle. Lo hizo con una fotografía en la que se la veía radiante —entendemos que vestida por él— y con un mensaje breve pero cargado de afecto: “Happy Birthday Giorgio”, escribió, dejando entrever la profundidad de una relación que trascendía la moda.

La muerte de Giorgio Armani marca el cierre de una era dorada en la historia del diseño. Su visión transformó la moda masculina y femenina, desde los trajes fluidos de American Gigolo hasta las colecciones de alta costura que desfilaron en Milán. Reinas, princesas, celebrities… llevaron sus diseños. Pero más allá de su legado creativo, deja una huella íntima en quienes lo conocieron de verdad. Para Isabel Preysler, su partida no es solo la de un icono, sino la de un amigo entrañable, al que “voy a echar mucho de menos”, como ha confesado a ¡HOLA! con emoción.