Angélica Rivera, la ex primera dama de México, sigue siendo objeto de fascinación y controversia en 2025. La actriz, apodada “la gaviota”, ha acumulado una fortuna de 20 millones de dólares, superando incluso la riqueza de su exesposo, el expresidente Enrique Peña Nieto. Su vida de lujo, marcada por mansiones multimillonarias y una flota de autos de alta gama, contrasta drásticamente con la realidad de muchos mexicanos que luchan por llegar a fin de mes.
La opulencia de Rivera se refleja en su espectacular mansión en Lomas de Chapultepec, conocida como la Casa Blanca, valorada en 86 millones de pesos. Este hogar, diseñado con un estilo minimalista y lujoso, ha sido un símbolo de la corrupción durante la presidencia de Peña Nieto, generando críticas y cuestionamientos sobre el origen de su riqueza.
Tras su divorcio en 2019, Rivera se mudó a Los Ángeles, donde adquirió otra residencia en una comunidad cerrada. Su estilo de vida incluye viajes en jets privados y un guardarropa que ha sido objeto de indignación por sus altos precios, mientras millones de mexicanos enfrentan la pobreza. La actriz ha sido vinculada a escándalos relacionados con su exmarido y su influencia en la política mexicana, lo que ha alimentado la percepción de que su fortuna proviene de conexiones más que de su carrera actoral.
En medio de esta controversia, Rivera regresa a la actuación con una nueva serie que promete ser un renacer profesional. Mientras su vida personal se entrelaza con su carrera, los rumores sobre una relación con su coprotagonista han captado la atención de los medios. A medida que la ex primera dama continúa navegando entre el glamour y la polémica, su historia se convierte en un reflejo de las tensiones sociales en México. ¿Es un símbolo de éxito o una representación de la desigualdad? La opinión pública está dividida, y su vida sigue siendo un fascinante espectáculo en el ojo del huracán.
