A los 78 años, Benny Andersson, el icónico miembro de ABBA, ha hecho una revelación impactante que sacude al mundo de la música: durante décadas, luchó en silencio contra una adicción al alcohol que casi destruye su vida y carrera. En una confesión que ha tardado 20 años en salir a la luz, Benny admitió que no podía funcionar sin beber durante los años dorados de ABBA, un periodo que vio el lanzamiento de éxitos que todavía resuenan en todo el mundo.
Andersson, quien nació en Estocolmo en 1946, se convirtió en un fenómeno musical, pero detrás de las melodías pegajosas y las actuaciones enérgicas, había un hombre que escondía su dolor. Las letras de canciones como “The Winner Takes It All” no solo reflejan desamor, sino que también son un espejo de la lucha interna de Benny, quien utilizó la música como una forma de evitar conversaciones difíciles y enfrentar su realidad.
En 2011, Benny rompió su silencio y se sinceró sobre su adicción, revelando que había dejado de beber en 2001. Este acto de valentía no solo lo liberó a él, sino que también abrió un diálogo sobre la lucha contra la adicción en la música, un tema que a menudo se ignora. Su hijo, Ludwig, también ha enfrentado batallas similares, lo que ha llevado a una conexión profunda entre padre e hijo.
La historia de Benny es un recordatorio de que incluso las leyendas pueden enfrentar oscuridad. Con más de 400 millones de discos vendidos, su legado musical es indiscutible, pero su reciente confesión añade una nueva dimensión a su historia, transformando su imagen de ícono pop en un símbolo de resiliencia y esperanza. La música puede curar, pero también puede ser un refugio para quienes luchan en silencio.