El español es considerado uno de los tres mejores tenistas de todos los tiempos.

Dentro de los acontecimientos deportivos del año que se va estará el retiro de Rafael Nadal como uno de los más importantes. Tras una trayectoria que lo llevó a ser el atleta más grande de toda España y uno de los tres mejores tenistas de toda la historia, decidió colgar la raqueta luego de más 20 años de máxima exigencia.

Aún no hay precisiones de cuáles serán los caminos nuevos que tendrá el nacido en Manacor, pero está claro que dará prioridad al descanso familiar junto a su esposa e hijo pequeño. Es de presumir que estos primeros días se basna en reflexionar sobre todo lo vivido y qué mejor que hacerlo por escrito compartiéndolo con sus fans. En las últimas horas se conoció una carta que Rafael Nadal publicó en The Players Tribune.

Nadal fue homenajeado en España tras jugar su último partido en Copa Davis.

En la primera parte del escrito, el ganador de 22 Grand Slam contó una anécdota en la que lloró por perder un partido después de que el día anterior había elegido ir a pescar en lugar de prepararse. Allí fue cuando el tío Toni, quien lo acompañó como entrenador durante gran parte de la vida, le marcó la importancia de establecer prioridades si quería destacarse en el deporte.

Junto con su tío, Rafa vivió los mejores momentos.

Por otro lado, contó lo que significó pelotear con su ídolo a los 12 años. Con esa edad tuvo la oportunidad de compartir cancha con Carlos Moyá al que seguía desde siempre. Pocos imaginaban que su nombre sería mucho más importante en la historia que el primer jugador ibérico en llegar al número 1 del mundo. Mientras Charly levantó un solo Roland Garros, Rafael Nadal se quedó con 16.

En otro fragmento de la carta que se puede leer completa en el mencionado sitio británico, la Fiera dejó un espacio para mencionar a la cantidad de lesiones que sufrió a lo largo de las temporadas. Una particularidad difícil, pero que siempre generó el desafío de volver cada vez mejor y que superó siempre gracias al apoyo tanto de su familia como el de sus seres queridos.

Moyá fue su entrenador en los últimos años.

El espíritu competitivo

Independientemente del talento innato con el que nació, a Rafael Nadal lo caracterizará siempre la capacidad que tenía para competir. Nadie mostró un gen semejante que terminaba por asustar muchas veces a sus rivales. Es, quizás, lo que más se extrañará a medida que los años pasen.

“Todos los jugadores pasan por momentos de dificultad para controlar la mente y cuando eso sucede, es difícil tener el control total de tu juego”, comentó el mallorquín. Asimismo, aseguró que nunca dejó que la admiración externa lo maree. “En los buenos momentos nunca me creí Superman y en los malos, nunca pensé que todo era un desastre”.