En la actualidad, ser gay es ampliamente aceptado, pero en las décadas de 1960 y 1970, la homo𝓈ℯ𝓍ualidad era un tema tabú y, en muchos lugares, incluso prohibido. A pesar de los cambios sociales, varios actores de Hollywood optaron por mantener su 𝓈ℯ𝓍ualidad en secreto, enfrentándose a un constante escrutinio mediático. Algunos lograron mantener su vida personal oculta y continuar con sus carreras, mientras que otros lucharon con los desafíos de ser parte de una comunidad frecuentemente marginada.
Entre los actores que nunca revelaron su verdadera identidad se encuentra Gene Kelly, conocido por su papel en “Cantando bajo la lluvia”. A pesar de los rumores sobre su orientación 𝓈ℯ𝓍ual, Kelly mantuvo una imagen pública estrictamente hetero𝓈ℯ𝓍ual hasta su muerte. Por otro lado, Charles Nelson Reilly, famoso por su extravagancia en televisión, vivió abiertamente entre amigos, pero evitó hablar de su homo𝓈ℯ𝓍ualidad en público hasta más tarde en su vida.
Ben Piazza y Dennis Price también se enfrentaron a la presión de ocultar su 𝓈ℯ𝓍ualidad. Piazza, conocido por “The Blues Brothers”, nunca declaró oficialmente su homo𝓈ℯ𝓍ualidad y mantuvo una relación oculta. Price, aclamado por su trabajo en “Kind Hearts and Coronets”, luchó con el alcoholismo y problemas económicos, en parte debido a su vida secreta.
Algunos actores, como Graham Chapman de Monty Python, optaron por vivir abiertamente en la década de 1970, marcando un cambio significativo en la representación. A pesar de su éxito, muchos, como John Dall y Richard Chamberlain, continuaron ocultando su identidad por miedo a perder oportunidades en la industria.
La historia de estos actores revela la lucha constante por la aceptación en un entorno que históricamente ha sido hostil hacia la homo𝓈ℯ𝓍ualidad. La evolución de Hollywood ha permitido que algunos de estos artistas, como John Barrowman y Leslie Jordan, finalmente abracen su identidad y se conviertan en defensores de los derechos LGBTQ+. Sin embargo, las historias de aquellos que permanecieron en el armario siguen siendo un potente recordatorio de los retos que enfrentaron en su búsqueda por ser auténticos en una industria que a menudo valoraba más la imagen que la verdad personal.