Ramón Vegas, un empresario español conocido por su conexión con el turismo en Tulum, ha hecho declaraciones impactantes que han sacudido el ambiente mediático argentino. En una conversación privada con Viviana Canosa, Vegas reveló su estado de angustia y paranoia, afirmando estar “aterrorizado” por su seguridad y la de su familia. La charla, que se extendió por casi 40 minutos, se centró en su vida reciente y las amenazas que ha sentido en el contexto de sus negocios.
Vegas, que posee el 10% de un hotel en Tulum, se presentó como un hombre de negocios legítimo, en contraposición a las acusaciones que lo vinculan con el narcotráfico. Aseguró que su vida ha tomado un giro oscuro, rodeándose de cuatro guardaespaldas durante su reciente estancia en Playa del Carmen. “Estoy muy mal”, confesó, aludiendo a la presión que siente desde su familia en España y la situación incierta en Argentina.
A pesar de su aparente éxito en el desarrollo inmobiliario y sus vínculos con el gobierno de Yucatán, su vida se ha convertido en un constante estado de alerta. Vegas no escatimó en detalles sobre su vida personal y profesional, pero también dejó claro que hay límites que no está dispuesto a cruzar. Sus palabras, cargadas de angustia, revelan un panorama alarmante en un sector donde las sombras del crimen organizado parecen acechar incluso a quienes se presentan como figuras legítimas.
El testimonio de Vegas no solo pone de relieve su vulnerabilidad, sino que también refleja un contexto más amplio de inseguridad y miedo en el mundo empresarial argentino. La llamada con Canosa resuena como un eco de las preocupaciones de muchos: en un entorno donde la línea entre el éxito y el peligro es delgada, la desesperación puede convertirse en la compañera más constante.