Deathstalker (1983) es una gloriosa y vulgar película de espada y brujería, repleta de bravuconería bárbara, desn*dez gratuita y violencia desmesurada, clásicos del cine fantástico de principios de los 80. Producida por el legendario Roger Corman, la película abraza sus raíces de bajo presupuesto con desenfreno. Rick Hill interpreta al guerrero rebelde titular en una misión para recuperar artefactos mágicos y derrotar a un malvado hechicero.
En medio del caos y la carnicería, la conejita de Playboy, Barbi Benton, interpreta a la Princesa Codille, una seductora noble atrapada en el brutal mundo de las espadas y los hechizos. Aunque su aparición en pantalla es breve, Benton deja una impresión memorable, combinando encanto con un toque de misterio. Su elección de reparto añade un toque de atractivo explotador que complementa la película con su descarada crudeza. Tono.Deathstalker no se interesa por la profundidad ni los matices; ofrece justo lo que el público del VHS quería: sangre, pechos y la barbarie de una época más incivilizada.