El Rey Felipe VI se encuentra en un momento de profunda tristeza tras recibir la alarmante noticia sobre el grave estado de salud de su tía, la Princesa Irene de Grecia. En un acto oficial en Sevilla, el monarca fue informado del deterioro de Irene, lo que lo dejó visiblemente afectado. A pesar de la solemnidad del evento, su rostro reflejaba preocupación y desasosiego, un cambio notable que no pasó desapercibido para quienes lo rodeaban.
La situación es crítica: la Princesa Irene, quien ha sido un pilar fundamental en la vida de la Reina Sofía, requiere cuidados médicos constantes y su estado es considerado por algunos como irreversible. Esta noticia ha golpeado emocionalmente a la Reina Sofía, quien ya había enfrentado la reciente pérdida de su hermano, el Rey Constantino de Grecia. La preocupación por su madre ha llevado a Felipe VI a intensificar sus visitas a Zarzuela, priorizando el bienestar familiar en un momento tan difícil.
Desde la Casa Real, el hermetismo es total. No se han emitido comunicados oficiales y la incertidumbre crece. Fuentes cercanas indican que se está manejando la situación con la mayor discreción posible, mientras el Rey intenta sostener el ánimo de su madre y afrontar la angustia que provoca el estado de salud de su tía.
La monarquía española enfrenta un nuevo revés, y la calma tensa que se respira en Zarzuela es palpable. Felipe VI, que siempre ha mantenido una relación cercana con Sofía, se encuentra profundamente afectado, intentando equilibrar sus compromisos con la necesidad de estar al lado de su familia en este crítico momento. La situación sigue evolucionando, y el país espera con ansiedad novedades sobre la salud de la Princesa Irene.