La graduación de la Infanta Sofía, un momento esperado y celebrado, se ha visto envuelta en un escándalo que ha capturado la atención del público. A pesar de la emoción del día, la ausencia de la reina emérita Sofía y la intervención de la reina Letizia han desatado un torbellino de especulaciones y controversias.
Sofía, quien se graduó del UWC Atlantic College en Gales, vivió un día lleno de simbolismo y emoción, rodeada por sus padres, el rey Felipe VI y la reina Letizia. Sin embargo, la falta de su hermana, la princesa Leonor, quien se encontraba a miles de kilómetros en el océano, no fue la única ausencia que sorprendió. La reina emérita Sofía, que había expresado su deseo de asistir, no fue invitada. Este hecho ha encendido rumores sobre la tensa relación entre Letizia y su suegra, una historia que ha estado marcada por episodios de exclusión y desavenencias.
Mientras la ceremonia transcurría, la reina Letizia llamó la atención por su actitud intervencionista, rompiendo el protocolo y generando incomodidad entre los asistentes. La atmósfera, que debería haber sido de celebración, se tornó tensa, con miradas de desconcierto y sonrisas forzadas. En medio de este drama familiar, Sofía intentaba disfrutar de su logro, aunque la presión del entorno era palpable.
Un detalle que no pasó desapercibido fue la elección de vestuario: Sofía y Letizia lucieron atuendos del mismo tono, lo que algunos interpretaron como un intento de mostrar unidad familiar. Sin embargo, muchos se preguntan si esta era la ocasión adecuada para que la Infanta brillara por sí sola, sin la sombra de su madre.
La graduación de Sofía no solo marca el final de una etapa académica, sino también el inicio de su camino en la esfera pública. La atención mediática y las tensiones familiares han eclipsado lo que debería haber sido su día. ¿Qué le depara el futuro a la Infanta en medio de este tumulto? Solo el tiempo lo dirá.