TENSIÓN EN McLAREN: ¡Piastri y Norris DECEPCIONADOS tras el DESASTRE en Imola contra Verstappen!

La carrera del Gran Premio de Imola se convirtió en un verdadero campo de batalla para McLaren, que llegó con grandes expectativas pero salió con un golpe devastador. Tras dominar las sesiones de práctica del viernes, donde el MCL39 mostró un ritmo imponente, la realidad del domingo fue brutal. Max Verstappen, de Red Bull, desmanteló la estrategia de McLaren en una exhibición magistral que dejó a los pilotos de McLaren, Oscar Piastri y Lando Norris, luchando por entender cómo su coche, el más rápido en la pista, terminó fuera del podio.

Desde el inicio, el despliegue de Verstappen fue implacable. Con una maniobra audaz en la curva Tombello, tomó la delantera y nunca miró atrás. Mientras tanto, Piastri, atrapado en el aire turbulento, comenzó a sufrir problemas de temperatura en los neumáticos, lo que llevó a una decisión crítica: la estrategia de dos paradas. Sin embargo, esta jugada resultó ser un error fatal. La falta de comunicación y la presión llevaron a McLaren a dividir sus estrategias, permitiendo que Verstappen ampliara su ventaja sin oposición.

La carrera se convirtió en un juego de ajedrez en el que McLaren, que había llegado como favorito, se vio obligado a reaccionar en lugar de ejecutar su plan. La decisión de Piastri de parar temprano lo colocó en medio del tráfico, mientras que Norris, que había mantenido su ritmo, se quedó aislado y sin opciones. La frustración era palpable en el equipo; Andrea Stella, el director del equipo, admitió que la estrategia fue una reacción a la caída del rendimiento, no una jugada maestra.

Red Bull, aunque no el coche más rápido, demostró una ejecución perfecta. Verstappen, con su control del ritmo y gestión de neumáticos, se convirtió en una fuerza imparable. Con el campeonato 2025 aún en juego, la pregunta es: ¿será este un aviso para McLaren o una señal de que aún no están listos para ganar bajo presión? La batalla por el título está lejos de terminar, y la tensión en McLaren nunca ha sido tan palpable.