**¿Corrupción en España? La democracia en peligro**
El mundo entero dirige su mirada hacia España en un momento crítico: la democracia, lejos de ser el pilar a defender, parece estar siendo sacrificada en favor de intereses particulares. Esta mañana, a las 8:40, el presidente del Gobierno español se prepara para anunciar medidas contra la corrupción, pero la desconfianza es palpable. Después de seis años de escándalos, las palabras del líder parecen vacías. ¿Cómo puede pedir responsabilidad a otros cuando su propio círculo ha estado manchado por la corrupción?
La situación es insostenible. La crítica es feroz: si un líder coloca a personas corruptas en posiciones clave, ¿quién es el verdadero culpable? En el ámbito empresarial, la responsabilidad recae sobre el director. Sin embargo, en la política, la narrativa cambia. La culpa se desvía hacia los subordinados, mientras los líderes se presentan como víctimas de un sistema fallido. Esta hipocresía ha llevado a la sociedad al borde de la desesperación.
La reciente moción de censura, que se suponía iba a ser un baluarte contra la corrupción, ha demostrado ser ineficaz. La situación actual es tan grave que muchos se preguntan si realmente hay voluntad política para erradicar este mal. La percepción de que la democracia no es el elemento fundamental a proteger se ha instalado en la mente de los ciudadanos, y la desconfianza hacia las instituciones crece.
La urgencia de actuar es inminente. La comunidad internacional observa con preocupación cómo España navega en aguas turbulentas, donde la integridad y la transparencia están en juego. La pregunta que resuena en todos los rincones es: ¿podrá el Gobierno revertir esta tendencia antes de que sea demasiado tarde? La respuesta podría definir el futuro de la democracia en España.