**¿MODA O NECESIDAD? LA TURBIA VERDAD DETRÁS DE LAS PELUCAS EN LA REALEZA**
En un sorprendente giro de la historia, las pelucas, símbolo de estatus y moda, revelan un oscuro trasfondo que remonta a la sífilis en Europa. Desde el antiguo Egipto hasta la corte francesa del siglo XVIII, estas melenas falsas han sido más que un simple accesorio; han sido un escudo contra la marginalidad social y una herramienta de poder.
La obsesión por las pelucas se desató en el siglo X, cuando la sífilis arrasó con la población, dejando a muchos sin cabello, un signo claro de enfermedad y deshonra. Para ocultar su calvicie, los europeos comenzaron a usar pelucas, convirtiéndolas en un símbolo de prestigio. Francisco Luis, rey de Francia, llevó esta moda a nuevas alturas, empleando a 48 fabricantes para crear una peluca para cada día del mes, lo que desató rumores sobre su salud y avivó el deseo entre la aristocracia.
A medida que la demanda creció, las pelucas se democratizaron, llegando a las masas y provocando la indignación de los nobles. Sin embargo, la revolución francesa de 1789 cambió el rumbo, derribando esta moda ostentosa en favor de un estilo más sobrio. La imposición de impuestos sobre el polvo para el cabello selló el destino de las pelucas, relegándolas a un segundo plano.
Hoy, la historia de las pelucas no solo refleja un capricho de la moda, sino también la lucha por el estatus social y la identidad. Con el regreso de las pelucas en los años 50 y 60, surge la pregunta: ¿podrían las pelucas volver a ser el centro de atención en nuestra sociedad actual? La respuesta podría estar más cerca de lo que pensamos.