**ÚLTIMA HORA: Trump destroza Europa con un acuerdo comercial difícil de justificar por Von der Leyen**

Desde Nueva York, el presidente Donald Trump ha anunciado un acuerdo comercial monumental entre Estados Unidos y la Unión Europea que promete cambiar el paisaje económico global. En un giro inesperado, la UE ha aceptado abrir sus mercados a aranceles del 0%, comprometiéndose a comprar energía estadounidense por un asombroso valor de 750,000 millones de dólares. Este pacto no solo abarca la energía; la UE también adquirirá cientos de miles de millones en equipamiento militar y realizará inversiones por 600,000 millones de dólares en territorio estadounidense.

La magnitud de este acuerdo es difícil de exagerar. Trump lo ha calificado como “el mejor acuerdo comercial jamás alcanzado”, y con razón. La compra de energía, que incluye 150,000 millones de dólares en petróleo y gas, es un componente crucial que podría cerrar el déficit comercial de 450,000 millones entre ambas regiones. La pregunta que queda es: ¿qué ha llevado a la UE a aceptar condiciones tan drásticas?

Mientras que la administración estadounidense celebra este acuerdo con euforia, en Europa hay un aire de resignación. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, deberá justificar este giro radical en la política comercial europea. La dependencia energética de Estados Unidos podría tener repercusiones significativas para la economía europea, que ya enfrenta desafíos internos.

El acuerdo, que se perfila como una capitulación ante las demandas de Trump, plantea interrogantes sobre la autonomía económica de Europa. La celebración en Manhattan contrasta con la incertidumbre que podría desatar en las calles de las principales ciudades europeas. La reacción inmediata de los mercados será crucial, y el impacto a largo plazo en la economía europea podría ser aún más profundo.

En conclusión, este acuerdo no solo redefine las relaciones comerciales entre Estados Unidos y Europa, sino que también plantea serias preguntas sobre el futuro económico del continente. La UE se enfrenta a un dilema: aceptar un acuerdo que podría beneficiar a corto plazo, pero que a largo plazo podría comprometer su independencia económica. La historia está en marcha, y todos los ojos estarán puestos en cómo se desarrollarán los acontecimientos.