**La Economía Estadounidense Está Al Borde Del Colapso**

Estados Unidos se enfrenta a una inminente crisis económica que podría marcar un antes y un después en su historia. Según analistas de Bloomberg, la probabilidad de una recesión en los próximos 12 meses ha alcanzado el 100%. Esta alarmante situación pone en jaque los planes del presidente Joe Biden, justo a las puertas de las cruciales elecciones de mitad de mandato en noviembre.

A pesar de la gravedad del panorama, la mayoría de la población parece ignorar el peligro. La Reserva Federal, responsable de mantener la estabilidad económica, ha perdido el control sobre la inflación, que ya está en niveles históricos. Con una tasa de inflación del 6.4% y un aumento desmesurado en los costos de vida, los estadounidenses están utilizando sus ahorros a un ritmo alarmante, alcanzando un mínimo histórico del 2.3%.

El uso excesivo de tarjetas de crédito ha llevado a los consumidores a acumular la mayor deuda en la historia del país, mientras las tasas de interés se disparan al 16.27%. La situación se agrava con un mercado inmobiliario en declive, donde las ventas de viviendas han caído un 35.4% y las hipotecas están cerca del 7%.

Las consecuencias son devastadoras: el S&P 500 ha caído más de un 12%, y gigantes tecnológicos como Amazon y Tesla han comenzado a despedir empleados en masa. La economía estadounidense, que depende en un 68% del consumo, está al borde del colapso. Si los consumidores dejan de gastar, se desencadenará un efecto dominó que podría llevar a una recesión profunda.

Los escenarios futuros son sombríos: desde una estabilización de precios hasta una estanflación aún más severa. La Reserva Federal se encuentra en una encrucijada, con la presión de mantener la credibilidad mientras la economía se tambalea. La situación no solo afecta a Estados Unidos, sino que resuena en todo el mundo, en un contexto global marcado por crisis económicas y tensiones geopolíticas.

La pregunta ahora es: ¿cuánto tiempo podrán los políticos sostener esta precariedad? La respuesta podría determinar el futuro económico no solo de Estados Unidos, sino del mundo entero.