“¡Queremos la VERDAD!” clama Javier, el hermano menor de Diego, el joven cuyos restos fueron hallados enterrados en la casa que habitó el famoso músico Gustavo Cerati. Después de 41 años de angustiosa búsqueda, la familia finalmente ha encontrado a Diego, pero la noticia ha dejado a todos en shock y con más preguntas que respuestas.
La historia de Diego comenzó en julio de 1984, cuando desapareció a los 15 años tras salir de su casa. Desde entonces, su familia ha vivido un tormento interminable, con su padre dedicando su vida a buscarlo hasta su trágica muerte en un accidente de bicicleta en 1991. “Nunca hubo un día en que no lo buscara”, recuerda Javier, con lágrimas en los ojos.
Los restos fueron identificados recientemente, y la conexión con Diego se estableció gracias a un trabajo conjunto entre la familia y la fiscalía. “Queremos justicia para Diego y para todos los que no han tenido respuestas”, exige Javier, quien ahora enfrenta la dura tarea de despedir a su hermano.
Mientras la familia intenta encontrar algo de paz en este hallazgo, la comunidad se pregunta: ¿qué llevó a Diego a esa casa? Se especula sobre la posibilidad de que un “amigo” estuviera involucrado, pero hasta ahora no hay respuestas concretas. La angustia y el anhelo de justicia se sienten en el aire, con Javier pidiendo que se promulgue una “ley Diego” para que los casos de desapariciones no queden impunes.
La vida de la familia ha estado congelada durante más de cuatro décadas, y el eco de su dolor resuena en cada rincón de su hogar. “¿Por qué terminó en esa casa?”, es la pregunta que persiste, mientras Javier y su madre enfrentan el duelo y la búsqueda de la verdad. La historia de Diego es un recordatorio escalofriante de la lucha por justicia en un país donde el pasado aún pesa.