En una sorprendente y tensa jugada familiar, el rey Felipe VI ha dejado claro su apoyo a su madre, la reina Sofía, al otorgarle un papel protagónico en la llegada de la princesa Leonor a Nueva York, un gesto que ha encendido la ira de la reina consorte, doña Letizia. Este acto, que coincide con el Día de las Madres, no solo ha llenado el corazón de la reina Sofía de alegría, sino que ha expuesto las crecientes tensiones entre las dos mujeres de la familia real.
El monarca, en un movimiento que algunos consideran monumental, ha decidido que su madre sea quien reciba a la princesa Leonor tras su formación naval, un gesto que simboliza la unión familiar y la estabilidad institucional en un momento de creciente escrutinio social. Sin embargo, la reina Letizia, quien ha mantenido una distancia notable con la familia Borbón desde su llegada al palacio, ha reaccionado con enojo ante esta decisión, lo que sugiere una lucha de poder en el seno de la monarquía.
Fuentes cercanas a la Casa Real indican que la decisión de Felipe VI de priorizar el vínculo emocional con su madre por encima de los deseos de su esposa es un claro mensaje de su lealtad hacia la reina Sofía, quien ha sido un pilar silencioso de la institución durante años. Este escenario no solo reabre viejas heridas, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro de la relación entre el rey y la reina consorte.
A medida que se acerca la llegada de la princesa Leonor a Estados Unidos, este acto simbólico podría convertirse en un capítulo decisivo en la historia de la familia real española. La tensión es palpable y todos los ojos están puestos en cómo se desarrollará esta intriga familiar en un momento donde la monarquía necesita proyectar unidad. ¿Es este un paso hacia la reconciliación o una clara declaración de intenciones? La respuesta podría marcar el rumbo de la Casa Real en los próximos meses.