**Título: Santa Rosa, la isla de la discordia entre Colombia y Perú en el Amazonas: ¿Quién tiene la soberanía?**
En un giro inesperado que podría escalar tensiones diplomáticas, el presidente colombiano Gustavo Petro ha declarado que Colombia no reconoce la soberanía peruana sobre la isla Santa Rosa, un territorio disputado en la triple frontera entre Colombia, Perú y Brasil. Durante un discurso en Leticia, Amazonas, el 7 de agosto, Petro acusó a Perú de violar acuerdos previos y anunció su intención de llevar la disputa a instancias internacionales si no se logra un acuerdo bilateral.
“Perú no es el enemigo”, afirmó Petro, pero subrayó que Colombia no permitirá la pérdida de territorio. La isla, ubicada a solo cinco minutos en barco de Leticia, ha sido objeto de controversia durante décadas, y la reciente declaración del mandatario colombiano ha encendido alarmas sobre una posible escalada en la disputa territorial.
La situación se complica aún más con la afirmación de Petro sobre la presencia militar rusa en la isla, lo que añade un nuevo nivel de tensión a la crisis. “Si hay helicópteros rusos, necesitamos explicaciones”, exigió el presidente, mientras la comunidad local, que se identifica mayoritariamente como peruana, se siente atrapada en medio de esta disputa.
Habitantes de Santa Rosa han expresado su frustración por la falta de atención del gobierno peruano y han manifestado su deseo de que se resuelva la situación sin recurrir a la confrontación. “No queremos un conflicto armado”, dijeron, enfatizando la necesidad de una solución diplomática.
Los analistas advierten que una escalada en la tensión podría afectar gravemente la actividad económica y la seguridad alimentaria de las comunidades en Leticia. La isla Santa Rosa, con aproximadamente 3,000 habitantes, depende de la pesca y el comercio fluvial, y la inestabilidad en la región podría tener consecuencias devastadoras.
Con un encuentro programado entre ambos gobiernos para septiembre, el mundo observa con atención cómo se desarrollará esta crisis en la frontera amazónica. La diplomacia es clave, pero el tiempo corre y las tensiones están al borde de estallar.