PETRO EN PÁNICO: LINA MARÍA GARRIDO LE SACA LOS TRAPOS AL SOL
El presidente Gustavo Petro se encuentra en el ojo de la tormenta tras un explosivo llamado a la desobediencia dirigido a los soldados estadounidenses en Nueva York. Con un megáfono en mano durante la Asamblea General de la ONU, Petro instó a las fuerzas armadas de EE. UU. a desobedecer órdenes que consideren injustas, desatando una reacción inmediata del Departamento de Estado: la revocación de su visa. Este acto, sin precedentes, ha sacudido las bases de la política colombiana y ha generado un intenso debate sobre la soberanía y el respeto internacional.
La representante Lina María Garrido, conocida por su férrea oposición al gobierno de Petro, no tardó en reaccionar. Con un tono mordaz, lo calificó como “el gran líder mundial de los payasos”, arremetiendo contra su integridad y juicio. Su crítica no se detuvo ahí; cuestionó la hipocresía de Petro al invocar el derecho internacional, sugiriendo que su comportamiento es una burla que pone en riesgo la imagen de Colombia en el escenario global.
Este escándalo ha polarizado aún más al país, dividiendo a los seguidores de Petro, quienes ven en su desafío a Washington un acto de valentía, y a la oposición, que utiliza este incidente como prueba de la incompetencia del mandatario. La revocación de la visa no es solo un trámite administrativo; es un símbolo de la tensión creciente entre Colombia y Estados Unidos, un recordatorio de los límites del poder y la diplomacia.
La situación está lejos de resolverse. La crisis diplomática que se avecina podría tener consecuencias imprevisibles para la estabilidad del país y su reputación internacional. En un contexto donde cada palabra cuenta, el futuro de la política colombiana pende de un hilo. ¿Podrá Petro navegar esta tormenta o se hundirá en la controversia que él mismo ha desatado? La respuesta podría cambiar el curso de la historia de Colombia.