En su época dorada, Gerard Piqué lo tenía todo: fama, fortuna y a Shakira, la mujer más deseada del planeta. Era el rey indiscutible del fútbol y de las portadas. Pero hoy, ese brillo parece haberse apagado. Desde su retiro, el exjugador del Barcelona vive un torbellino de desgracias, acusaciones y corazones rotos que lo han colocado en el centro de una tormenta mediática sin precedentes.
Según fuentes cercanas, Piqué estaría enfrentando una serie de investigaciones por acuerdos financieros “oscuros” relacionados con la Supercopa en Arabia Saudí, un pacto que podría costarle millones y manchar su reputación para siempre. Se habla incluso de pagos secretos, contratos ocultos y traiciones internas que han hecho tambalear el imperio que construyó tras colgar las botas.
Pero si su carrera vive horas bajas, su vida amorosa es un auténtico campo de batalla. La ruptura con Shakira no fue solo una separación: fue una guerra abierta. La artista colombiana convirtió su dolor en venganza musical, destrozándolo públicamente con canciones que se convirtieron en himnos de despecho. “Cambiaste un Ferrari por un Twingo”, le lanzó, y el mundo entero aplaudió.
Desde entonces, todo parece irle mal al exdefensa. Problemas empresariales, mala prensa y una relación llena de rumores con Clara Chía, su joven novia, que muchos aseguran “no ha soportado la presión del pasado”. Hay quienes incluso hablan de una “maldición Shakira”, un karma que no lo deja levantar cabeza.
En silencio, Piqué intenta mantener la calma, pero sus ojos —dicen— reflejan el peso de quien lo tuvo todo y lo perdió en un abrir y cerrar de ojos.
Hoy, el que fuera un héroe del fútbol mundial enfrenta su partido más difícil: el de reconstruirse entre los escombros de su propia fama.
