En un universo alterno donde la verdad es un arma y el silencio un peligro, Fernando del Rincón, el periodista más temido por los poderosos, enfrenta el capítulo más oscuro de su vida.
En esta historia dramatizada, su esposa Julie aparece ante las cámaras con el rostro quebrado, anunciando algo que nadie esperaba:
“Hay información sobre Fernando que ya no podemos ocultar.”
El mundo del periodismo queda paralizado.
Aunque Julie evita dar detalles, insinúa que Fernando lleva meses luchando contra una condición misteriosa que no figura en ningún expediente médico oficial.
Según esta trama, él mismo sospechaba que algo extraño ocurría:
fatiga extrema, dificultades para concentrarse y episodios de desorientación que comenzaron después de una investigación peligrosa en la que estuvo trabajando.
Fuentes ficticias aseguran que, semanas antes de esta revelación, Fernando recibió un paquete sin remitente.
Dentro había:
-
un USB con archivos encriptados,
-
fotografías de lugares que él había visitado sin hacerlo público,
-
y una nota escrita a mano:
“Deja de buscar.”
Fernando nunca habló del paquete, pero desde ese día —según esta historia— su salud comenzó a deteriorarse de manera inexplicable.
Mientras el público cree que se trata de un diagnóstico clínico, personas cercanas aseguran que su estado está relacionado con lo que descubrió durante su última investigación.
Una investigación que, según rumores ficticios, involucra a figuras influyentes en varios países.
La presión crece.
Las redes exigen respuestas.
Los medios especulan sin descanso.
Julie, tratando de mantener la calma entre lágrimas, lanza una frase que enciende todas las alarmas:
“Esto no es solo una enfermedad… es una consecuencia.”
El mundo se queda helado.

¿Una consecuencia de qué?
¿De quién?
¿Acaso Fernando sabía demasiado?
¿Es esta la razón detrás de su repentino deterioro?
El episodio ficticio termina con una imagen poderosa:
un fragmento del último mensaje grabado por Fernando antes de desaparecer temporalmente de la pantalla:
“Si escuchan esto… es porque finalmente entienden que la verdad tiene un precio.”