Parte del atractivo de Lando Norris para sus fans, y una declaración de su decencia como hombre, es su franqueza.

Pero al oírle hablar de lo nervioso que se pone antes de las carreras que no puede comer ni beber, era difícil no pensar que traicionó una debilidad que no puede permitirse en su fugaz lucha por el campeonato mundial.

“Me pongo muy nervioso por la clasificación”, admitió en Monza el jueves. “Para las carreras, me pongo igual de emocionado y nervioso. No como nada los domingos. Me cuesta beber”.

Antepasados ​​más reservados -Michael Schumacher, Fernando Alonso, Lewis Hamilton y Max Verstappen- nunca habrían revelado lo mismo por miedo a parecer vulnerables ante sus rivales.

¿Alguno de ellos sufriría siquiera la misma aflicción de los nervios?

Sus antecesores más reservados –Michael Schumacher, Fernando Alonso, Lewis Hamilton y Max Verstappen– nunca habrían revelado lo mismo por miedo a parecer vulnerables ante sus rivales.

¿Alguno de ellos sufriría siquiera la misma aflicción de nervios?

Es difícil creer que lo hagan. Schumacher, una bestia de la competencia, voló directamente desde la cama de su madre, horas después de que ella muriera, para ganar el Gran Premio de San Marino al día siguiente. Es cierto que las lágrimas rodaron por su rostro. Había emoción allí detrás de la máscara teutónica.

Alonso, la máquina inescrutable, no tiene nervios. Hamilton, más sensible que Alonso, es un corredor más duro que las uñas. Verstappen nació y se crió para competir y ningún aspecto de su oficio le hace preocuparse. Es lo más cercano a la valentía que se puede encontrar.

Incluso Nico Rosberg, un campeón subestimado, no dejó escapar lo difícil que fue enfrentarse a Hamilton durante el tiempo que estuvieron juntos en Mercedes hasta que puso a prueba hasta el último gramo de fortaleza mental para llevarse el título en la última carrera de 2016.

En una semana, se retiró. Como gritó Roberto Durán bajo la arremetida de Sugar Ray Leonard: “No más”.

Rosberg me dijo que se parecía a su madre alemana en lugar de a su padre más brusco, Keke.

La franqueza de Norris, que ya le ha hecho hablar antes de sus luchas mentales, encaja en una época en la que compartir la confusión interior es aclamado. ¿Quién puede decir que su enfoque no lo ayudará? Es solo que es un lenguaje diferente al del pasado.

Ojalá la Princesa Ana hubiera estado en el vuelo nocturno de Londres a Milán el jueves.

Por una razón que explicaré: cuando te despiertas a las 4.30 a. m. y embarcas antes de las siete, no te gustan los anuncios infernales que interrumpen tu sueño.

Especialmente cuando te informan de que es un vuelo para no fumadores (¿no lo han sido todos durante unos 30 años?) y te prometen una botella de agua “de cortesía” como si fuera el Mármol de Elgin.

No quiero dar nombres, pero estuve con su Alteza Real en el vuelo BA 2012 que transportó la llama olímpica desde Grecia a Gran Bretaña para el relevo de la antorcha. Ella había dado la orden de que no se permitiera ningún tipo de palabrería en el discurso público. Estoy con usted, señora.

Monza rezuma encanto e historia. Nuestro centro de prensa tiene vistas a la recta de boxes, que se inunda de un mar de aficionados rojos después de la carrera. Es una escena conmovedora, ya que representa el romance de una nación con Ferrari, independientemente de lo que pienses de ellos.

El jueves nos sirvieron una rica pasta y un tiramisú para los aficionados, pero circula un rumor preocupante de que nuestro espacio será requisado para albergar a los VIP que paguen mucho dinero a partir del año que viene.

Mi amigo en el cuerpo de prensa italiano, Daniele Sparisci, me dice que todavía no hay nada decidido. La campaña por la preservación está en marcha.

¿Quién ha estado en más carreras de Fórmula Uno que nadie en la historia? Una respuesta convincente fue el gran Herbie Blash, subdirector de carrera del muy respetado Charlie Whiting. Ambos eran chicos Brabham bajo el mando de Bernie Ecclestone.

Leer másEs ahora o nunca para Lando Norris después de una letanía de errores, escribe JONATHAN McEVOYimagen del artículoUna vez le sugerí a Bernie que Herbie estaba en lo más alto de la lista. “No, creo que lo estoy”, dijo el ex empresario del deporte. Razonó que estuvo en la primera carrera del campeonato mundial en Silverstone en 1950 y, por lo tanto, tenía la ventaja.

Mientras Nino Farina triunfó para Alfa Romeo en el Gran Premio británico inaugural, Ecclestone, de 19 años, durmió en su coche la noche anterior a competir en la carrera de Fórmula Tres. Perdió contra un joven de 20 años llamado Stirling Craufurd Moss. Pero no había nada de qué avergonzarse.

El jueves, en el garaje de Pirelli, se entregó un pase de paddock conmemorativo al miembro de la sala de prensa que más carreras ha asistido: Giorgio Piola. Un ilustrador técnico reverenciado, ha participado en 900 carreras, desde el Gran Premio de Mónaco de 1969. Tenía 19 años entonces.

¿Quién ha estado en más carreras de Fórmula Uno que nadie en la historia? Una respuesta convincente fue el gran Herbie Blash, subdirector de carrera del muy respetado Charlie Whiting. Ambos fueron chicos de Brabham bajo las órdenes de Bernie Ecclestone.

Williams ha dejado de lado a Logan Sargeant para ser reemplazado por Franco Colapinto, un argentino de 21 años que compite en Fórmula 2. Ninguno de los dos pilotos tiene la oportunidad de ocupar los asientos de carrera del equipo el año que viene, ya que Carlos Sainz entrará para asociarse con Alex Albon.

Sí, Sargeant era propenso a los accidentes, por decir lo menos, pero la reestructuración de mitad de temporada sin un final evidente es desconcertante. ¿Colapinto es una mejora? ¿Y es necesario que lo suban tan rápido?

Ferrari cortejó a Adrian Newey hasta tal punto que fuentes en Italia me dijeron que ya había un acuerdo para ficharlo. Pero ahora Aston Martin y Alpine son los favoritos, y las propuestas de Ferrari parecen haber sido rechazadas.

Mientras el dinero habla, ¿las condiciones de trabajo en Alpine (que está reconstruyendo el astuto Flavio Briatore) le vendrían tan bien al superdiseñador de 65 años como para que se fuera allí?

“Puede que se dé cuenta de que está siendo microgestionado en Aston”, me dijo un observador, señalando con la cabeza en dirección al propietario Lawrence Stroll.