Un golden retriever llamado Henry ha adoptado una camada de gatitos, proporcionándoles cuidados y nutrición tras la pérdida de su propia familia. Los residentes de un barrio de Charleston están divididos sobre la conveniencia de que un perro críe gatitos, lo que genera debates sobre el comportamiento animal y la dinámica familiar.
La veterinaria local, la Dra. Sarah Johnson, destaca los posibles problemas de desarrollo de los gatitos, y sugiere que es posible que sea necesario presentarlos a otros gatos para una socialización adecuada. La propiedad donde residen Henry y los gatitos se ha transformado en “Henry’s Haven”, un centro de terapia y educación animal que promueve la empatía y las estructuras familiares no convencionales.
Un equipo de investigación de la Universidad de California documenta los efectos positivos del vínculo entre Henry y los gatitos, y observa un aumento de los niveles de oxitocina y un mejor bienestar emocional en los visitantes humanos. Las empresas y los residentes locales se unen en torno a Henry’s Haven, proporcionando patrocinios y apoyo para el centro, que se ha convertido en un faro de esperanza y sanación.
Se está produciendo un documental que captura la extraordinaria historia de Henry y sus gatitos, con el objetivo de compartir su viaje y las lecciones aprendidas sobre el amor y la familia entre las especies.