Se ve a Little Bear, un residente del santuario, haciendo autostop y explorando la zona. El narrador expresa su afecto por Little Bear, refiriéndose a él como “el más rosado de los rosados”. Se produce una interacción lúdica cuando se anima a Little Bear a unirse a un grupo que se dirige al estanque.
Las observaciones resaltan la alegría de ver a los animales correr libremente por el bosque, comparando su comportamiento con el de los lobos. Goose, otro animal, es conocido por preferir el agua a las zonas boscosas. Surge un momento humorístico cuando se ve a Goose defecando en el lago, lo que da lugar a un comentario desenfadado. Se reconoce la presencia de un beagle, cuyo aullido se nota como parte de la atmósfera animada del santuario.