De los seis campeones anteriores de Fórmula 2, solo uno ganó más veces en su temporada ganadora del campeonato que Felipe Drugovich en 2022.

Ese fue el campeón de 2021, Oscar Piastri, y aunque el australiano está considerado como un potencial aspirante al título en 2025, Drugovich se encuentra en el purgatorio de Aston Martin.

Felipe Drugovich: atrapado en el purgatorio de la F12025 será el tercer año del brasileño como piloto de reserva y de pruebas para el equipo de Silverstone, al que se unió después de su éxito en la F2, pero rara vez se lo ha mencionado como candidato no solo para el asiento en Aston, sino para cualquier asiento en la parrilla.

A primera vista, no es obvio por qué. Es un ganador de la F2, como lo fueron Piastri, George Russell y Charles Leclerc antes que él. Es brasileño, lo que significa que puede aprovechar ese lucrativo mercado en el que Alpine ha invertido con Franco Colapinto y, con cuatro sesiones de FP1 y un test de pretemporada, tiene mucha más experiencia que Jack Doohan antes de que le dieran la oportunidad.

Entonces, ¿por qué este joven y talentoso piloto ha desaparecido en un segundo plano del paddock de la F1?

La respuesta obvia es que con un bicampeón del mundo en un asiento y el hijo del propietario en el otro, su camino en Aston está bloqueado, pero, como Colapinto acaba de demostrar y Piastri hizo cuando dejó Alpine por McLaren, pueden surgir oportunidades en otros lugares.

La difícil situación de Drugovich será una dura advertencia para aquellos que vienen a través del sistema de F2: el éxito en esa serie ya no es garantía de un futuro en la Fórmula 1.

Drugovich se une a Theo Pourchaire en la pila de campeones de F2 descartados. Se suponía que este último sería el sucesor del asiento de Sauber para esta temporada, pero por alguna razón, el equipo suizo le dio la espalda y le permitió pasar a IndyCar y labrarse un futuro allí.

Drugovich, por su parte, hasta ahora se ha resistido a renunciar al sueño de la F1. En una entrevista con The Race, dijo que prefería no pasar demasiado tiempo fuera del paddock de la F1, manteniendo que necesita estar listo para aprovechar una oportunidad si se presenta.

Es una creencia justa. Nyck de Vries tuvo su oportunidad no porque fuera necesariamente la mejor opción, sino porque estaba en el paddock de Monza y ya había tenido un asiento cuando a Alex Albon le diagnosticaron apendicitis.

Esa oportunidad para Drugovich casi se presentó en 2023, cuando Lance Stroll se perdió la pretemporada tras un accidente de moto. Si la recuperación del canadiense hubiera sido unos días más larga, Drugovich habría tenido su primera salida y, considerando que Alonso subió al podio en esa carrera, el brasileño ciertamente tenía el auto para impresionar ese día y ponerse en el radar.

Sin duda, ese es un momento de puerta corrediza en la carrera de Drugovich, pero su incapacidad para ingresar a la parrilla de F1 muestra una tendencia creciente de campeones de F2.

Antes de que Gabriel Bortoleto se uniera a Sauber, solo un campeón de 2019 a 2023 estaba en la parrilla de F1: Piastri, a quien muchos consideran un talento generacional. Otros tuvieron sus oportunidades, De Vries fue uno, Mick Schumacher el otro, pero en años más recientes, los equipos de Fórmula 1 se han mostrado cada vez más reacios a seleccionar pilotos basándose solo en su éxito en F2.

Por supuesto, hay un contexto para esta repentina falta de asientos. Para empezar, los pilotos compiten durante más tiempo. Alonso, que se encuentra en el camino de alguien como Drugovich y un asiento en la parrilla, tiene 43 años. Lewis Hamilton cumplió 40 a principios de este año.

La F1 es menos física que hace décadas, los pilotos están protegidos en un capullo de metal, lo que significa que los golpes y sacudidas que podrían haber llevado a un piloto al retiro hace muchas lunas ahora se pueden superar caminando.

Incluso lejos de la flor y nata, los equipos prefieren al malo que conocen. En 2023, Valtteri Bottas y Zhou Guanyu se combinaron para 16 puntos, pero ambos regresaron en 2024. En Haas, Kevin Magnussen anotó tres puntos durante todo el año, pero él también sobrevivió.

También está el efecto Max Verstappen. Al unirse a la edad de 17 años, el holandés demostró que si eres lo suficientemente bueno, eres lo suficientemente mayor, lo que significa que los equipos no sienten la necesidad de ver a un piloto demostrar su valía en las categorías inferiores antes de darle una oportunidad en la F1; basta con mirar a Kimi Antonelli.

El italiano se graduó en karting en 2021 y su currículum incluye un campeonato FRECA y una temporada en F2, pero ahora se ha sentado en el asiento de Mercedes.

Es cierto que el fichaje de Lewis Hamilton adelantó el calendario, pero Toto Wolff podría haber llenado el hueco con un piloto como Carlos Sainz y permitir que Antonelli perfeccionara más su técnica.

Bortoleto, el nuevo fichaje de Sauber, ha roto la tendencia, convirtiéndose en el primer campeón de F2 desde Piastri en conseguir un asiento y el primero desde George Russell en pasar directamente de un título de F2 a un asiento de F1, pero el brasileño estaba bastante abajo en la lista de prioridades de Sauber. No se confirmó hasta noviembre, una vez que se habían agotado otras opciones como Sainz.

La F1 siempre ha sido un negocio caro, pero cada vez más, el tamaño de tu patrocinio es tan importante como tu habilidad al volante.

Colapinto fue 𝓈ℯ𝓍to en su primera temporada completa de F2 cuando recibió la convocatoria de Williams y, aunque impresionó al principio, tuvo algunos accidentes notables en su temporada de debut en F1 que pusieron presión financiera en el equipo de Grove.

Quedó 19º en 2024 con solo cinco puntos, pero se dice que el argentino le aportará alrededor de 25 millones de libras en patrocinio, lo que explica por qué Alpine pagó 20 millones de euros a Williams y lo convirtió en el piloto de reserva más caro de la historia de la F1.

No son solo los equipos más abajo en la parrilla los que se dejan llevar cada vez más por la chequera.

Sergio Pérez arrastró a Red Bull a la P3 en el Campeonato de Constructores en 2024, pero en lugar de ser despedido en las vacaciones de verano, cuando posiblemente debería haberlo sido, los 30 millones de dólares en patrocinio del mexicano hicieron que Red Bull esperara hasta que se descartaran todas las demás opciones y el título fuera para McLaren.

Colapinto es un ejemplo perfecto de la nueva forma de entrar en la F1: dinero y arriesgarse. Para Drugovich, él está en el otro lado de la moneda.

Un mejor historial de carreras que Colapinto, pero le falta ese primer gran premio para mostrar su talento al mundo y el dinero sustancial de los patrocinadores que lo convierten en un candidato difícil de ignorar.

El brasileño tiene ahora 24 años, lo que significa que sería el séptimo piloto más veterano si se uniera a la parrilla esta temporada. Su oportunidad de F1 casi seguramente se ha esfumado, incluso si continúa en su papel de reserva en Aston este año.

Hará falta un golpe de suerte, una lesión de Alonso o una enfermedad de Stroll, para que consiga su sueño, pero su difícil situación es una advertencia para todos los que están por debajo de él de que entrar en la F1 es tan difícil y tan basado en la suerte como lo ha sido siempre.

La F1 es el sueño de todos los pilotos de las categorías inferiores, pero parece cada vez más probable que se vean obligados a elegir entre una carrera como la de Drugovich al margen o la de Pourchaire y aceptar que hay vida fuera de la Fórmula 1.