Jefes de Estado trama una danza global, el thriller de 115 minutos (proyectado) de Ilya Naishuller ambientado en 2025. El espía de Idris Elba se une al excéntrico líder de John Cena y a la tecnología de Priyanka Chopra Jonas para detener un golpe de Estado en la sombra. El guion de Harrison Query mezcla el pulso de Duro de Matar con la broma diplomática, un trío contra la fatalidad. La seriedad de Elba canta: su lucha en el tren crepita, su confianza se debilita. La calidez de Cena estalla, la agudeza de Chopra corta, aunque los enemigos (por determinar) pueden difuminarse. El apartado visual de Matthew Jensen (salones de palacio, cielos nublados) debería cautivar, la banda sonora de Nathan Barr (se supone) es un zumbido preciso. La acción (coches bomba, inmersiones desde tejados) es audaz, editada para competir, pero el ingenio corre el riesgo de caer en la superficialidad. La película pone a prueba el juego del poder, un llamado a 2025 para tiempos difíciles, aunque la expectación es débil.
