La música y el arte dominicano están de luto tras la trágica muerte de Rubby Pérez, el icónico caballero del merengue, quien dejó un vacío inmenso en el corazón de sus seguidores. Sin embargo, lo que ha sorprendido a muchos es el legado financiero y emocional que dejó atrás: una fortuna estimada en 25 millones de dólares, un imperio construido con astucia y dedicación.
La noche del 8 de abril de 2025, Rubby se presentó en la discoteca Jets de Santo Domingo, un evento esperado por miles. Pero la celebración se tornó en caos cuando, durante su actuación, el techo colapsó. Testigos relatan que el grito de horror se apoderó del lugar y, en medio de la confusión, Rubby fue hallado atrapado, consciente y sereno, compartiendo sus últimos deseos con quienes lo rodeaban. Sin embargo, el daño fue devastador; horas después, su vida se apagó en el quirófano.
Lo que pocos conocen es la magnitud de su legado. Su mansión en Altos de Arroyo Hondo, valorada en más de 3.5 millones de dólares, guarda secretos inimaginables: habitaciones y espacios que encierran recuerdos de su vida y proyectos inconclusos, incluyendo una villa cultural que soñaba construir en La Romana. En su estudio, reposan partituras inéditas y cartas de otros grandes artistas, un testimonio de su pasión por la música y su compromiso con el arte.
La conmoción por su partida ha desatado una ola de indignación por las negligencias que llevaron al colapso del techo. La investigación apunta a reformas irresponsables, lo que ha llevado a un clamor por justicia. La familia de Rubby ahora enfrenta la difícil tarea de preservar su legado, con la esperanza de que su música y su historia continúen resonando en el corazón de todos. La historia de Rubby Pérez no termina con su muerte; su espíritu y su música vivirán eternamente en la memoria colectiva.