Un hombre que ayudó a financiar el sueño de carrera de Lewis Hamilton se enfrenta a la inminente pérdida de su hogar. Omar Griffiths, propietario de una tienda de suministros de carreras en Stevenage, ha recibido un aviso de desalojo que le da solo 30 días para abandonar el local que ha sido su hogar y su vida durante tres décadas. A sus 68 años, Omar, que sufre de la enfermedad de Parkinson, se encuentra atrapado entre el recuerdo de haber ayudado a lanzar la carrera del siete veces campeón del mundo de Fórmula 1 y la dura realidad de una vida marcada por la pobreza y la soledad.
En 1994, Omar prestó $2,000 a Anthony Hamilton, el padre de Lewis, para que su hijo pudiera continuar con sus sueños de carreras. Ahora, casi tres décadas después, se siente olvidado por el mismo deporte al que dedicó su vida y que ayudó a elevar a su antiguo cliente a la cima del podio. “No sé a dónde iré”, confiesa Omar mientras sostiene el aviso de desalojo, sus manos temblorosas revelando no solo su salud deteriorada, sino también la fragilidad de su situación actual.
La tienda, una vez próspera, ha sido arrastrada por la competencia de minoristas en línea y la falta de apoyo a los pequeños negocios. Mientras los fanáticos de la Fórmula 1 celebran las victorias de Hamilton, Omar se enfrenta a la dura realidad de la falta de clientes y el hambre de un futuro incierto. “He ayudado a muchos jóvenes, y ahora no tengo a nadie que me ayude”, dice con una voz cargada de tristeza.
La comunidad de carreras, que alguna vez lo apoyó, ahora observa en silencio mientras su historia se despliega en las redes sociales. Con la presión de los medios aumentando, los fanáticos comienzan a pedir a Hamilton que devuelva el favor. Pero, ¿será suficiente el eco de su historia para cambiar el rumbo de un hombre que una vez creyó en el talento de un niño que soñaba con ser campeón? La situación de Omar Griffiths se convierte en un símbolo de la lucha entre la gloria y el olvido, y el tiempo se agota rápidamente.