El príncipe Harry está furioso tras la impactante decisión del rey Carlos III de despojar a sus hijos, Archie y Lilibet, de todos sus títulos reales. Este drástico movimiento marca un punto de inflexión en la ya tensa relación entre Harry, Meghan y la familia real británica. Desde que la pareja se apartó de sus deberes reales en 2020, la tensión ha ido en aumento, pero esta reciente decisión del monarca podría ser el clavo final en el ataúd de su conexión con la realeza.
La controversia se centra en el hecho de que, a pesar de ser nietos del rey, Archie y Lilibet no recibirán automáticamente los títulos de príncipe y princesa. Según las antiguas normas de la monarquía británica, solo aquellos en la línea directa de sucesión tienen derecho a estos privilegiados títulos. Esta decisión no solo simboliza la consolidación del poder del rey Carlos, sino que también refleja un cambio radical en las políticas de la familia real hacia aquellos que han optado por distanciarse de sus responsabilidades.
Las reacciones no se han hecho esperar. Mientras algunos apoyan la decisión del rey, argumentando que Harry y Meghan ya no son parte activa de la familia real, otros ven esto como un acto de discriminación hacia los pequeños, que ya sufren las consecuencias de las decisiones de sus padres. La opinión pública está dividida, y los medios internacionales han comenzado a cuestionar el impacto de esta decisión en la imagen de Harry y Meghan, así como en el futuro de Archie y Lilibet.
Con este movimiento, el rey Carlos III deja claro que la familia real se encuentra en un nuevo rumbo, y las tensiones con Harry y Meghan podrían estar lejos de resolverse. ¿Es este el final de una era en la que los Sus𝓈ℯ𝓍 fueron vistos como una parte integral de la monarquía? La respuesta sigue siendo incierta, pero lo que está claro es que la relación entre ellos y la familia real ha cambiado para siempre.