¡BOMBA EN RED BULL! Christian Horner, el icónico jefe de equipo que ha liderado a Red Bull Racing durante dos décadas, podría estar a punto de ser destituido en medio de un caos interno sin precedentes. Informes de medios austriacos e italianos sugieren que la escudería está considerando un cambio radical en su liderazgo, con Franz Tost, exjefe de Alpha Tauri, como el principal candidato para asumir el mando. La presión sobre Horner nunca ha sido tan intensa, y su futuro en la Fórmula 1 pende de un hilo.
La crisis técnica de Red Bull se ha vuelto insostenible. El rendimiento del RB21 ha quedado por debajo de lo esperado, incapaz de competir con McLaren y Mercedes, mientras que Max Verstappen, el piloto estrella, ha expresado su frustración abiertamente. En un entorno donde la competitividad es clave, las promesas para 2025 comienzan a desmoronarse bajo el peso de actualizaciones ineficaces y tensiones internas.
El ambiente en el equipo es tenso, con desavenencias entre Horner y Helmut Marko, el asesor senior de Red Bull. La falta de confianza y el autoritarismo en la gestión han sembrado descontento entre los empleados, lo que podría llevar a una ruptura inminente. La posibilidad de que Horner sea reemplazado tras el Gran Premio de Emilia Romagna, que marcará su 400ª carrera, añade un simbolismo inquietante a la situación.
Mientras tanto, los rivales como Mercedes y Ferrari observan de cerca la inestabilidad en Red Bull, listos para aprovechar cualquier oportunidad. La presión está en aumento, y cada carrera se convierte en un juicio para Horner, quien necesita revertir la tendencia o enfrentar la inevitable caída.
El tiempo se agota. La próxima semana podría definir no solo el destino de Horner, sino el futuro de una era entera en el automovilismo. La tensión es palpable y el reloj sigue su marcha. Red Bull debe actuar con rapidez o arriesgarse a perder su legado.