Un oscuro giro en la vida familiar ha sacudido a Villa Crespo, donde Laura Leguisamón ha sido acusada de un crimen atroz: el asesinato de su marido y sus dos hijos. La tragedia, que se ha vuelto un tema de conversación nacional, revela no solo un horror indescriptible, sino también un inquietante antecedente que se remonta a 2015, cuando Leguisamón publicó un tuit que ahora resuena con una escalofriante premonición.
La escena del crimen, descubierta por una empleada doméstica, era un escenario de pesadilla: tres cuerpos sin vida, entre ellos los de Ivo, su hijo de tan solo dos años, y su hermano Yan, de 15. El padre, Adrián, fue encontrado en la cama, aparentemente dormido, con heridas de arma blanca que sugieren un ataque sorpresivo. Los niños, en un intento desesperado por salvarse, mostraron signos de defensa, pero se encontraron con la brutalidad de su madre.
Las redes sociales han sido un hervidero de especulaciones. La publicación de Leguisamón, que ahora parece un eco de sus intenciones oscuras, ha captado la atención de muchos. En ella, se refería a los “crímenes de familia” y hacía comentarios inquietantes sobre su hijo Ivo, algo que ahora suena como un grito de ayuda que pasó desapercibido.
La comunidad se encuentra en estado de shock, incapaz de reconciliar la imagen de una familia perfecta con la realidad desgarradora que ha emergido. Expertos en salud mental han comenzado a discutir la posibilidad de un brote psicótico, pero las respuestas son escasas. La pregunta que resuena es: ¿qué lleva a una madre a cometer tal atrocidad?
La vida de esta familia, una vez vista como un modelo de felicidad, ha quedado marcada por la tragedia. La mezcla de horror, confusión y la búsqueda de respuestas sigue siendo palpable, mientras Villa Crespo intenta asimilar la magnitud de este acto inefable. La verdad detrás de esta historia aún está por revelarse, pero el eco de la tragedia resonará durante mucho tiempo en la memoria colectiva.