**OMAR HARFUCH DESTAPA UNA RED DIGITAL QUE INFILTRÓ AL ESTADO: TODO EMPEZÓ CON UNA CAMIONETA**
En un giro escalofriante de los acontecimientos en México, el exsecretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, ha revelado una red criminal profundamente incrustada en las instituciones del Estado, una “insurgencia dentro del Estado” que operaba con la misma eficiencia que un aparato gubernamental legítimo. La historia comenzó con el brutal asesinato de dos colaboradores cercanos de Clara Brugada, un ataque que no solo dejó cuerpos en la calle, sino que desató una serie de descubrimientos que sacudieron los cimientos de la administración pública.
El modus operandi del crimen fue meticulosamente planeado y ejecutado con precisión militar, lo que llevó a Harfuch a investigar más allá de los criminales comunes. La investigación reveló que el sistema de videovigilancia había sido manipulado desde dentro, con un acceso no autorizado a las cámaras justo antes del homicidio. Un teniente de la policía y un ingeniero del sistema de seguridad se encontraron entre los cómplices, evidenciando que la traición estaba arraigada en las mismas filas de aquellos que debían proteger al ciudadano.
A medida que se desenredaba la madeja, emergieron nombres y conexiones que apuntaban a una red paralela de inteligencia y encubrimiento, una infraestructura diseñada para facilitar crímenes selectivos. La tecnología que se había implementado para proteger a los ciudadanos se utilizó en su contra, transformando el sistema de seguridad en un instrumento de exterminio institucional.
Las implicaciones son devastadoras. La confianza en las instituciones ha sido quebrantada, y la sociedad se enfrenta a un dilema ético profundo. ¿Quién protege a los que simulan proteger? La indignación ciudadana ha comenzado a manifestarse en protestas y un llamado a la acción, exigiendo una purga interna y una reconfiguración del Estado.
Harfuch se encuentra en el ojo del huracán, enfrentando no solo a los criminales externos, sino a una red que ha aprendido a disfrazarse de institución. La lucha por la verdad y la justicia ahora es colectiva, y las preguntas quedan en el aire: ¿podrá el sistema regenerarse desde adentro o es hora de una cirugía externa? La respuesta a estas preguntas definirá el futuro de México.