Rusia ha lanzado un ultimátum a Ucrania en un giro dramático de los acontecimientos, poniendo a Volodímir Zelenski en una posición crítica. Las conversaciones de paz en Estambul, que fueron breves y tensas, no lograron resolver las diferencias entre ambos países, y Rusia propuso un alto el fuego temporal de dos a tres días. Sin embargo, Ucrania aún no ha respondido a estas propuestas, lo que deja a la comunidad internacional en vilo.
El jefe negociador ruso, Vladimir Medinski, anunció el mayor intercambio de prisioneros desde el inicio del conflicto, con un canje de al menos 1,000 personas, lo que podría abrir una puerta para futuras negociaciones. Pero el trasfondo es sombrío: las tensiones aumentan tras un ataque ucraniano audaz que ha destruido hasta 40 aviones rusos en cinco regiones, lo que ha desatado la furia de Moscú. En respuesta, Rusia lanzó 80 drones y varios misiles sobre Ucrania, intensificando aún más la crisis.
Estados Unidos, que no fue informado de antemano sobre los ataques ucranianos, observa la situación con creciente preocupación. Las relaciones entre los aliados de Kiev se podrían ver comprometidas, ya que el riesgo de escalada es inminente. Mientras tanto, Zelenski ha enfatizado que Putin no debe obtener nada tras la guerra, una postura que complica aún más las posibilidades de un acuerdo.
A medida que la situación se agrava, el mundo aguarda con ansiedad cómo se desarrollarán estos acontecimientos, con la amenaza de una guerra total en el horizonte. La urgencia de una solución se siente en cada rincón del continente europeo, y la comunidad internacional se mantiene en alerta ante un posible desenlace catastrófico.