**Matan al vocalista de ”Conquistadores de la Sierra” en un brutal ataque durante su actuación**
En una noche que prometía ser de celebración, el vocalista de la popular banda norteña “Conquistadores de la Sierra”, Julio Eusebio Labra, fue asesinado a balazos mientras se presentaba en el bar-restaurante Huamuchilito en Emiliano Zapata, Morelos. El ataque ocurrió el domingo 1 de junio de 2025, cuando tres hombres armados irrumpieron en el escenario, disparando sin piedad y dejando a Labra caer frente a su público, que incluía niños y familias.
La violencia desatada ha encendido alarmas en todo el país. No se trató de un mero acto criminal; fue una ejecución simbólica, un mensaje escalofriante que busca silenciar la música y la voz de una comunidad. Labra, nacido en Cuautla en 1989, había sido portavoz de una región olvidada, utilizando sus letras para abordar temas incómodos como desapariciones y corrupción política.
La reacción a su asesinato ha sido rápida y furiosa. A tan solo minutos del ataque, videos comenzaron a circular en redes sociales, mientras el hashtag #TeMatastePorCantar se volvía viral. La indignación creció, y miles de personas se agruparon en vigilias para rendir homenaje a Labra. En medio de este clamor popular, el silencio del gobierno de Morelos fue ensordecedor, con 36 horas sin un pronunciamiento oficial.
Finalmente, la presión ciudadana forzó una respuesta del gobierno federal. Omar García Harfuch, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, afirmó que este crimen no sería tratado como un homicidio ordinario, sino como un ataque a la cultura. “Cuando asesinan a un cantante, no solo matan a una persona, intentan silenciar a toda una comunidad”, dijo.
La muerte de Labra no es un caso aislado. Desde 2018, más de 50 artistas han sido asesinados en México, muchos por razones vinculadas a su trabajo. La pregunta que resuena es clara: ¿quién se atreverá a seguir cantando? En un país donde la música se convierte en un acto de valentía, la comunidad se levanta, exigiendo justicia y recordando que, en el arte, reside la memoria colectiva de un pueblo que se niega a ser silenciado.