¡ESCÁNDALO EN COLOMBIA! El presidente Gustavo Petro ha desatado una tormenta política sin precedentes al compartir tarima con reconocidos cabecillas de bandas criminales en Medellín, lo que ha generado una ola de indignación en todo el país. En un acto que muchos consideran una traición a las víctimas, Petro se mostró junto a figuras temidas como alias Tom, Douglas, Pesebre y Vallejo, quienes han sido señalados por su historial delictivo.
La reacción fue inmediata. Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, estalló en furia, calificando la situación como una “vergüenza nacional” y una provocación clara. “Nunca imaginé que un presidente estaría del lado de los delincuentes”, expresó en redes sociales. Carlos Fernando Galán, alcalde de Bogotá, se unió a las críticas, afirmando que el país necesita unidad y no gestos que normalicen la criminalidad.
La periodista y precandidata presidencial Vicky Dávila describió el episodio como una “degradación sin precedentes de la ética pública”, mientras que el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, tildó el acto de “traición a las víctimas”. La senadora María Fernanda Cabal cuestionó cómo es posible que los victimarios sean exhibidos como figuras públicas mientras las víctimas permanecen en el olvido.
Hasta ahora, el silencio de Petro ha sido ensordecedor. Sin un mensaje o justificación, su falta de respuesta ha aumentado la desconfianza y el malestar en amplios sectores de la sociedad. Este escándalo reaviva el debate sobre la estrategia de seguridad del gobierno y su enfoque ante la delincuencia organizada, dejando a muchos preguntándose si hay una peligrosa complicidad entre el Estado y el crimen.
Las imágenes de este acto quedarán grabadas en la memoria colectiva como un símbolo de un momento crítico para Colombia, donde las líneas entre el Estado y el crimen parecen difuminarse de manera alarmante. ¡La nación está en alerta máxima!