A los 43 años, el príncipe William se enfrenta a una revelación devastadora que podría sacudir los cimientos de la monarquía británica: un secreto oculto por su padre, el rey Carlos, durante 30 años. En un giro impactante, William ha decidido finalmente hablar sobre la misteriosa muerte de su madre, la princesa Diana, tras descubrir una carta que revela oscuros secretos familiares.
La carta, escrita por Carlos poco después de la muerte de Diana, no es un tributo lleno de dolor, sino una fría directiva que ordena la retención de los últimos deseos de la princesa, incluyendo un diario personal y grabaciones de voz destinadas a sus hijos. Este hallazgo ha dejado a William en estado de shock, cuestionando la lealtad de su padre y la verdad sobre su infancia. La ira y la traición se entrelazan en su corazón mientras se enfrenta a un pasado que creía conocer.
La revelación de que su madre había dejado mensajes ocultos, llenos de amor y advertencias, ha llevado a William a una encrucijada: ¿debería romper el silencio que ha definido a la familia real o proteger la imagen de la monarquía? La presión aumenta a medida que el público exige respuestas, clamando por la voz de Diana, que ha resonado nuevamente en las redes sociales con el lema “Dejad hablar a Diana”.
Mientras tanto, el rey Carlos se encuentra atrapado entre la angustia de su hijo y sus propias decisiones pasadas, mientras Camila enfrenta un renovado escrutinio. La tensión se intensifica en el palacio, donde los ecos del pasado amenazan con desestabilizar el presente. William, ahora más que un príncipe, se convierte en el guardián de la verdad de su madre, enfrentándose a una decisión que podría reescribir la historia de la monarquía británica para siempre. La voz de Diana, una vez silenciada, está lista para ser escuchada, y el futuro de la familia real pende de un hilo.