Lewis Hamilton estalla contra Ferrari tras un inicio de temporada catastrófico en el Gran Premio de Australia. En una carrera marcada por errores de comunicación y decisiones estratégicas fatales, el piloto británico no pudo ocultar su frustración, dejando claro que la escudería italiana debe mejorar urgentemente.
Desde el principio, la relación entre Hamilton y su nuevo ingeniero de carrera, Adami, se tornó problemática. El siete veces campeón del mundo se sintió irritado al tener que escuchar repetidamente instrucciones que no le permitieron capitalizar oportunidades clave, especialmente cuando la lluvia comenzó a caer. Mientras que su compañero de equipo, Charles Leclerc, recibió información precisa sobre la lluvia que se avecinaba, Hamilton fue mal informado, lo que le costó posiciones cruciales en la pista.
“Pensé que dijiste que no iba a llover mucho. Perdimos una gran oportunidad”, exclamó Hamilton por radio, evidenciando su descontento. La falta de sincronización entre los ingenieros y el piloto fue evidente, y el resultado fue una decepcionante octava y décima posición para Ferrari, que se encuentra en una situación crítica, lejos de ser competitiva.
Hamilton, que ha tenido que adaptarse a un nuevo entorno después de 12 años en Mercedes, dejó claro que no tolerará la mediocridad en la comunicación. “No podemos seguir así”, advirtió, mientras Ferrari se enfrenta a una creciente presión para corregir sus errores antes del próximo Gran Premio en China.
Con las expectativas de la temporada en juego, la escudería de Maranello deberá realizar cambios significativos en su cultura de trabajo si desea evitar más desastres. La próxima carrera en Shanghai será crucial; cualquier fallo adicional podría costarles no solo puntos, sino también la confianza de su estrella. La situación es crítica y la urgencia por mejorar nunca ha sido tan palpable.