**Rubby y La Jet Set: La Tragedia que Dejó a Todos Sin Palabras**
La noche del 7 de abril de 2025, el emblemático Jet Set de República Dominicana se convirtió en un escenario de horror cuando el techo colapsó durante un concierto de Rubby Pérez, dejando un saldo trágico de muertes y un país en luto. La alegría de 800 asistentes se transformó en caos en cuestión de segundos cuando un crujido precedió a la caída del concreto, sepultando a muchos bajo los escombros.
Rubby, un ícono del merengue, estaba en el escenario junto a su hija cuando el desastre ocurrió, salvándose ella gracias a un gesto protector de su padre. Mientras tanto, entre el polvo y los gritos, los sobrevivientes luchaban por encontrar una salida, y los rescatistas, incluyendo a la gobernadora de Monte Cristi, trabajaban incansablemente en medio de la oscuridad.
La historia del Jet Set es larga; inaugurado en 1973, fue un refugio cultural que albergó a grandes figuras de la música. Sin embargo, su estructura, originalmente diseñada como un cine, no soportaba el peso de las multitudes que bailaban en su interior. A pesar de las advertencias sobre su deterioro, las fiestas continuaron, impulsadas por la indiferencia y el deseo de mantener el negocio a flote.
El impacto del colapso fue devastador. Más de 300 rescatistas trabajaron durante horas, pero la esperanza se desvaneció al confirmarse que Rubby había perdido la vida, junto a otros muchos. La tragedia no solo dejó un profundo vacío en la comunidad, sino que también desató una serie de investigaciones que revelan un patrón de negligencia y corrupción.
Las autoridades están ahora bajo presión para esclarecer cómo pudo ocurrir tal desastre y quién es responsable. Los testimonios de quienes intentaron advertir sobre el estado del edificio han comenzado a emerger, así como evidencias de intentos de encubrimiento. La pregunta que persiste es: ¿quién asumirá la responsabilidad por esta tragedia que no solo se llevó vidas, sino también la confianza en la seguridad de los espacios culturales?
A medida que el país llora y busca justicia, el eco de una voz que se apagó en el escenario resuena, recordando a todos que la música, aunque poderosa, no debe ser más fuerte que la vida misma.