Rusia ha intensificado la tensión global al desplegar misiles nucleares móviles Yars en la República de Marí, en lo que el Ministerio de Defensa ruso describe como ejercicios planificados. Este movimiento se produce pocas horas después de que el presidente francés Emmanuel Macron anunciara el potencial envío de 50,000 tropas de Francia y Reino Unido a Ucrania, lo que ha sido calificado como “inaceptable” por el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Las fuerzas de misiles estratégicos de Rusia han comenzado a realizar maniobras en rutas de patrullaje, practicando despliegues de hasta 100 kilómetros. El objetivo de estos ejercicios incluye la preparación de posiciones de lanzamiento, camuflaje y misiones de vigilancia, lo que subraya la seriedad de la situación. Las imágenes del despliegue han generado alarmas a nivel mundial, destacando la capacidad de Rusia para movilizar rápidamente su arsenal nuclear.
En un contexto de creciente tensión entre Rusia y Occidente, este despliegue nuclear es un claro mensaje de Moscú ante la posibilidad de una mayor intervención militar en Ucrania. La respuesta del Kremlin a los planes de Macron revela un escenario de alta volatilidad, donde cualquier paso en falso podría escalar rápidamente hacia un conflicto más amplio.
Los ejercicios también incluyen la práctica de tácticas para contrarrestar el sabotaje y la vigilancia, lo que indica que Rusia está preparándose no solo para un enfrentamiento convencional, sino también para posibles escenarios de guerra asimétrica. Este despliegue no solo refuerza la postura militar rusa, sino que también plantea serias preguntas sobre la seguridad en Europa y la estabilidad de la región.
Con el telón de fondo de un conflicto en Ucrania que ya ha cobrado miles de vidas, la comunidad internacional observa con preocupación. La situación es crítica y el tiempo es esencial; las decisiones que se tomen en las próximas horas y días podrían tener repercusiones de gran alcance.