Rusia ha respondido con firmeza al ultimátum de Donald Trump, quien ha acortado el plazo para un alto el fuego en Ucrania de 50 a solo 10 días. El presidente estadounidense, tras una reunión con el primer ministro británico, expresó su decepción hacia Vladimir Putin, condenando los constantes ataques rusos en Ucrania, donde la situación se agrava con 324 drones y misiles lanzados en las últimas horas, dejando al menos ocho heridos en Kiev. Mientras tanto, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, declaró que Rusia lucha sola contra Occidente, enfatizando la necesidad de no mostrar debilidad.
En Europa, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, enfrenta una revuelta interna tras el acuerdo comercial alcanzado con Estados Unidos, que impone un arancel del 15% a la mayoría de las importaciones europeas. Líderes como el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, critican duramente el pacto, afirmando que Trump ha “destrozado Europa”. En medio de esta tormenta política, la situación en Gaza se torna cada vez más crítica, con advertencias de hambruna masiva mientras Israel intensifica sus bombardeos.
En un giro inesperado, un grupo de hackers ucranianos ha lanzado un ciberataque devastador contra la aerolínea rusa Aeroflow, causando la cancelación de numerosos vuelos en un momento en que muchos rusos se preparan para sus vacaciones. A medida que las tensiones aumentan, Polonia y Lituania han movilizado sus fuerzas aéreas en respuesta a la creciente amenaza de incursiones rusas.
Mientras el mundo observa con preocupación, el futuro de la geopolítica global pende de un hilo. Las decisiones de Trump, Putin y los líderes europeos podrían cambiar el rumbo de la historia en un instante. La urgencia de la situación exige atención inmediata y acción decisiva.