Durante el reciente partido entre Colombia y Países Bajos en el Mundial Femenino, el estadio Pascual Guerrero de Cali se convirtió en un escenario de protesta contra el presidente Gustavo Petro. Los espectadores, en un acto de descontento colectivo, entonaron el grito de “fuera Petro”, un eco de descontento que ha resonado en otros eventos deportivos en el país. La presencia de la vicepresidenta Francia Márquez intensificó la protesta, con los asistentes levantando sus celulares y encendiendo linternas mientras se manifestaban en contra del mandatario.
Este fenómeno no es nuevo en Colombia; el grito de rechazo ha sido escuchado en múltiples ocasiones, incluyendo un partido de eliminatorias entre Colombia y Brasil en noviembre. Sin embargo, el contexto del Mundial Femenino ha amplificado la visibilidad de estas manifestaciones, captando la atención de medios y redes sociales. La creciente insatisfacción no solo se debe a la falta de apoyo a Petro, sino también a los escándalos que han marcado su administración, como las acusaciones de corrupción que involucran a su hijo y la financiación de su campaña presidencial.
Cali, que alguna vez fue un bastión del apoyo progresista, ahora refleja un cambio en la percepción pública hacia el gobierno actual. Desde el entorno de Petro, se ha intentado desestimar estas protestas, atribuyéndolas a grupos opositores. Sin embargo, el eco del “fuera Petro” ha trascendido los estadios, convirtiéndose en un grito de batalla para quienes critican las políticas del presidente.
La polarización política en Colombia se intensifica, y mientras algunos ven estas manifestaciones como una legítima expresión de descontento, otros las consideran un intento de desestabilizar al gobierno. La pregunta que queda es si el gobierno podrá manejar este creciente descontento o si las protestas se intensificarán en otros espacios públicos. Lo cierto es que el “fuera Petro” en el Pascual Guerrero no fue un incidente aislado, sino un reflejo de una insatisfacción cada vez más palpable en la sociedad colombiana.