A los 75 años, Charitín Goiko rompe el silencio y revela su doloroso pasado, una verdad que muchos sospechaban. La emblemática figura de la televisión, conocida por su energía y risa contagiosa, ha decidido compartir las profundas cicatrices que ha llevado en su vida. En su reciente autobiografía, “El tiempo pasa, pero yo no”, Charitín desvela una infancia marcada por el desarraigo, la violencia y el abandono emocional.
Nacida en un entorno familiar tumultuoso, su padre, un juez respetado, se transformaba en un ser violento al beber, mientras su madre, una abogada fuerte, sufrió años de abuso. A pesar de estos horrores, Charitín logró construir una exitosa carrera en la televisión, pero el costo de su alegría fue alto. La revelación más desgarradora llega cuando comparte la pérdida de un hijo en un embarazo ectópico, un dolor que la dejó devastada y en silencio durante años.
Su vida personal también ha estado marcada por la tragedia. Su amado esposo, Elí Ortiz, sufrió de Alzheimer, un proceso que la llevó a un duelo silencioso y prolongado. Charitín, quien siempre se presentó como la “rubia de América”, ha estado luchando en las sombras, mostrando una fortaleza admirable mientras cuidaba de su compañero de vida hasta su fallecimiento en 2016.
Hoy, comparte su historia no solo para sanar, sino para ofrecer solidaridad a quienes enfrentan luchas similares. Charitín Goiko no es solo una artista; es una sobreviviente que, a pesar de las adversidades, sigue brillando. Su mensaje es claro: la vida puede ser dura, pero la resiliencia y la esperanza son más poderosas que el dolor. Esta revelación conmovedora ha cambiado la percepción pública de Charitín, mostrándola como una mujer que, a pesar de su sonrisa, ha enfrentado batallas que pocos conocen.