**El CASO de RICHARD RAMÍREZ – El ACOSADOR NOCTURNO: Un Viaje al Terror**
Los Ángeles, 1984. La ciudad está sumida en el pánico. Richard Ramírez, conocido como el “Acosador Nocturno”, ha regresado y su sombra se cierne sobre cada rincón. Tras una serie de brutales asesinatos, la comunidad vive en un estado de alerta constante, especialmente las mujeres, que son sus principales víctimas. La atmósfera es de terror absoluto; los medios advierten sobre los peligros de salir a la calle al caer la noche.
El 28 de junio, el horror se desata cuando Ramírez asesina a una mujer de 69 años en su hogar, marcando el comienzo de una ola de crímenes que aterrorizarán a la ciudad. Las víctimas son elegidas al azar, y su modus operandi es impredecible: un machete, un cuchillo, un bate. La policía, impotente, no logra desentrañar el misterio detrás de este monstruo que deja símbolos satanistas en sus escenas del crimen.
Pero el destino de Ramírez da un giro inesperado. En mayo de 1985, comete un error crucial: un ataque a un matrimonio en el que se deja ver. La policía, tras rastrear su camioneta, finalmente identifica al asesino. La ciudad, que había vivido en la oscuridad, ahora tiene un rostro que temer. El pánico se convierte en furia colectiva cuando los ciudadanos, al reconocerlo, lo persiguen. Ramírez, atrapado, es golpeado por una multitud enfurecida antes de ser rescatado por la policía.
Su juicio, que comienza en 1989, se convierte en un espectáculo mediático. Ramírez, con una actitud desafiante, se presenta como un rockstar, disfrutando de la atención mientras confiesa sus crímenes sin remordimientos. Es condenado a muerte, pero su historia no termina ahí. El “Acosador Nocturno” se convierte en un ícono oscuro, recibiendo cartas de admiradoras que lo ven como un símbolo de rebeldía.
A medida que el tiempo avanza, surgen nuevos detalles sobre su conexión con el infame Hotel Cecil, donde se dice que planeaba sus crímenes. La leyenda de Ramírez persiste, dejando una huella imborrable en la sociedad. Su muerte en 2013 no apaga el eco de su brutal legado. La pregunta persiste: ¿cuántas víctimas permanecen en la oscuridad, sin justicia? La historia de Richard Ramírez, el “Acosador Nocturno”, sigue viva, recordándonos el terror que puede habitar en las sombras.