Gustavo Petro, presidente de Colombia, se encuentra en el ojo del huracán tras su defensa del reconocimiento del estado palestino, desatando una ola de críticas de 12 ex cancilleres colombianos. En una carta contundente, estos exfuncionarios cuestionan la postura del mandatario, argumentando que no hay justificación para los ataques de Hamas ni para el sufrimiento de civiles israelíes. La misiva, firmada por figuras prominentes como Noemí Sanín y María Lucía Ramírez, advierte que las declaraciones de Petro podrían desestabilizar la diplomacia colombiana y alejar las posibilidades de un consenso en política internacional.
A pesar de la presión, Petro se mantiene firme, reafirmando su apoyo a Palestina y citando la enseñanza de Simón Bolívar sobre la lucha por la libertad y la soberanía. Esta controversia se intensifica en medio de un conflicto que ha dejado más de 1,000 muertos en Israel debido a los ataques de Hamas, lo que plantea preguntas críticas sobre la posición de Colombia en un escenario global cada vez más polarizado.
El mandatario colombiano, al desafiar las normas diplomáticas tradicionales, plantea un dilema sin precedentes para el país, que nunca había tomado una postura tan clara en este conflicto. La reacción de los ex cancilleres revela una fractura en la política exterior colombiana, donde las diferencias históricas se han dejado de lado para expresar una preocupación unificada por la dirección que está tomando el gobierno de Petro.
La situación es tensa y evoluciona rápidamente, con la comunidad internacional observando de cerca cómo Colombia maneja este delicado equilibrio entre sus principios y la realidad de un conflicto que sigue cobrando vidas. La urgencia de la respuesta de Petro y la disidencia de figuras clave del pasado marcan un momento crucial en la historia diplomática del país. ¿Cómo afectará esto la imagen de Colombia en el escenario mundial? La respuesta está por verse.