El escalofriante diseño de sonido de la película, con gruñidos inquietantes y silencios repentinos, crea una tensión implacable. La iluminación oscura y la cinematografía cruda sumergen al espectador en un desolador mundo postapocalíptico, mientras que los efectos visuales y los efectos sangrientos prácticos ofrecen un realismo impactante. El vestuario y el maquillaje transforman a los actores en aterradores zombis, realzando el horror. El director utiliza hábilmente las imágenes y la edición rápida para crear suspenso y carga emocional, manteniendo al público completamente enganchado.
