La batalla legal entre Wanda Nara y Mauro Icardi ha alcanzado un nuevo nivel de tensión, y Ana Rosenfeld, abogada de la polémica figura mediática, no ha dudado en poner los puntos sobre las íes en una reciente entrevista con Gustavo Méndez. En un intercambio cargado de emociones, Rosenfeld aclaró su papel en el proceso legal, desmintiendo rumores sobre su participación en las denuncias de violencia de género que Wanda habría interpuesto contra Icardi.
Rosenfeld, firme y decidida, enfatizó que su intervención se limitó a iniciar un trámite de alimentos provisorios y solicitar la separación del hogar conyugal, dejando claro que las acusaciones de violencia no fueron parte de su asesoría. “No estuve en la restitución internacional porque llegó en junio de este año, cuando ya no era la abogada de la señora”, afirmó, marcando la distancia entre su trabajo y las acciones legales de su cliente.
Mientras la situación se intensifica, la abogada no escatimó en criticar a Carla Junqueira, quien ha presentado denuncias en su contra. “Contraten un abogado argentino”, aconsejó, sugiriendo que la falta de conocimiento del sistema legal argentino puede perjudicar a quienes buscan justicia. La tensión entre las partes es palpable, y Rosenfeld se mantiene firme en su defensa, prometiendo que responderá en los tribunales y no en los medios.
En medio de esta tormenta, Wanda Nara se muestra como una mujer resiliente, trabajando incansablemente en diversos proyectos y enfrentando la adversidad con valentía. “Es una mujer que para la afuera está entera”, describe Rosenfeld, destacando su capacidad para manejar tanto su carrera como su vida familiar. Sin embargo, la realidad detrás de la imagen pública es más compleja, y la presión de la situación parece pesar sobre sus hombros.
El drama continúa desarrollándose, con cada declaración y cada movimiento legal añadiendo más leña al fuego. En este escenario, la lucha por la verdad y la justicia se entrelaza con la vida de figuras públicas atrapadas en un torbellino mediático, donde cada palabra cuenta y cada acción tiene consecuencias. La historia de Wanda y Mauro es un recordatorio de que, en el mundo del espectáculo, la verdad a menudo se pierde entre las sombras del escándalo.